El gran servicio que ha prestado el explicación de la información a la humanidad es de tal envergadura que, delante la postura del ser humano a todo convertirlo en una rutina degradante, sin valencia alguno, hace que hoy sea difícil valorar lo inconmensurable que este ha sido.

Y, la cuestión se ha enmarañado tanto, que en diferentes ocasiones he escuchado a faranduleros, “analistas” o “creadores” de contenido, cuestionar determinados organismos por no acoger de ellos las respuestas que requieren sobre determinado asunto, sin desear comprender que ellos no están para iluminar la oscuridad de estos, que se han arrogado el deber de supuestamente defendernos u orientarnos sobre determinada situación, si no que, estos organismos están, en sinceridad, para iluminar y dar respuestas pero, para el Estado, designado por el pueblo para con poder para orientarnos y darnos seguridad.

 Que no lo haga, ya es otra cosa y otra la guisa en que debemos de llevar a cabo.

Por eso es por lo que escucho con atención cuando una persona, que por sus conocimientos empieza susurrar sobre algún tema que conozco quizás en muchos casos desde su raízesto adecuado a que son pocas aquellas que en sinceridad llegan a convertirse en una lema sobre el problema que tratan.

 Quizás por ahí se debería de comenzar a ver el problema institucional que hoy padecemos y que cada día se agiganta, donde sin motivo a duda, de alguna guisa explotará llegado el momento.

Por la yerro de escuchar y ver de muchos nuevos líderes y hasta de héroes y herúas, -aún no exista esta palabra-, como por igual siquiera existen las que quieren presentar como heroínas, es que nos enfrentamos a una total desinformación, que se origina internamente de las mismas entrañas de aquellos llamados a acertadamente informar, no con discursos vacíos, patrioteros o endiosamientos de egos que en su gran mayoría el problema no es la capacitación profesional de los mismossi no, quizás, porque fueron formados y criados para ser sucesores de sus ancestros en el negocio de la política y de ahí, que existan tanto “peluches” teorizando y cuya visión ya está centrada en la nueva posición política a obtenerya sea la fabricación de una “onorabilidad” y hasta la primera magistratura.

Por todas estas artimañas políticas, es que contemplamos hoy, que cuando se tráfico de proteger a la sociedad de sus propios excesos, delante la yerro de autoridad para hacer cumplir las leyes y hasta tantos y desvergonzado desdén al observar los hechos, el clientelismo políticocomo falsa decisión a los problemas creados delante la inoperancia de las reglas establecidas y la incitación al proceder de dádivas, ese clientelismo se convierte en poco más siniestro que una dictadura, porque legitima el caos.

En cuanto a nuestras debilidades, más que manifiestas en lo referente a la institucionalidad del Estado, aprendí que primero debía de observar, luego pensar para al final, tratar de poder creer. Y, es que, cual si fuese una plegaria de esperanza, desearía no ver las cosas que a diario suceden y que demuestran el porción de degradación hasta honesto a la que hemos llegado.

Desearía que la cero absorbiera el infiel discurso de la gran mayoría de estos políticos o funcionarios públicos, todo con la finalidad de explicar todo lo injustificable y, peor aún, cuando ese discurso parece más que una engaño a la inteligencia de aquellos que no comulgan con lo disparatadotal y como sucede con los más de 10 privilegiados teóricos que son responsables por la seguridad del tránsito terrenal.

Todos parecen estar viviendo en una sinceridad potencial que los aleja cada día más de la decisión al gran problema y, sospecho que, por igual, llegarán tarde hasta a sus propios funerales, que será en el preciso momentocuando el caos siquiera ellos mismos, sus familiares o amigos, podrán enredar y mucho menos, soportar. ¡Sí señor!