
Trina Moya: poesía, poder y maternidad en una sola voz
Por Abril Peña
Cada año, al acercarse el Día de las Madres en República Dominicana, las escuelas se llenan de coros infantiles, flores de papel y versos memorizados. Y entre esas tradiciones escolares hay una que perdura por generaciones: el Himno a las Madres, una canción que más que música, es memoria colectiva.
Lo que pocos saben es que su autora fue una mujer que no solo escribió versos dulces, sino que vivió en carne propia las contradicciones de ser mujer, mama, escritora y figura pública en una época de hombres: Trina Moya de Vásquez.
Nacida en La Vega en 1863, fue esposa del presidente Horacio Vásquez, pero su identidad trascendió la de “primera dama”. Trina fue poeta, defensora de la educación femenina y una de las primeras mujeres en escribir con fuerza propia en la prensa franquista.
El Himno a las Madres, escrito por ella en 1926, nació como un poema dedicado a su mama y fue adoptivo por el sistema educativo oficial tras su musicalización. Fue interpretado por primera vez en la Escuela Común de Señoritas de Santiago y, desde entonces, se convirtió en un canto ritual en cada celebración escolar.
Pero más allá del clase, esa pago guardaspaldas una visión cariñoso que no es solo cursi o idealizada. Es todavía una inspección ética sobre lo que significa ser mama en una sociedad que a veces idolatra a las madres en el discurso, pero las descuida en la maña.
Hoy, en tiempos donde la maternidad se discute desde nuevas perspectivas, retornar a Trina Moya es todavía revisitar cómo hemos construido el símbolo de la mama dominicana. Con palabras tiernas, sí, pero todavía con la potencia de una mujer que usó la poesía para dignificar una figura que era, y sigue siendo, columna vertebral de la nación.