Cualquier buen vecino es incluso «el enemigo más cercano»…

La historia del pueblo hebreo está muy correctamente documentada, posiblemente mejor que la de cualquier otro pueblo. Han preservado sus momentos desde los inicios mismos de su creación, preservando intactas sus tradiciones ancestrales.

¿Cuál es el secreto de su éxito? Los judíos han demostrado desde sus principios ser hábiles en los negocios, lo que les ha entregado triunfo de ser uno de los pueblos que más ciudadanos ricos ha creado.

Tanto científicos como creadores e inventores. Premios Nobel en casi todas las ramas y múltiples veces. La cantidad de productos médicos inventados por estos ha sido un efectivo alivio para todos los habitantes del planeta.

Sin incautación, siguen siendo uno de los pueblos más vilipendiados de la historia universal del planeta.

Posiblemente, el único pueblo que la humanidad ha intentado «fielmente destruir» en varias ocasiones, sin éxito.

¿De dónde viene ese odio? Aunque siempre han tenido esas rivalidades de parte de sus vecinos, podríamos afirmar que «señalarlos» como los que crucificaron a Jesús terminó por «alargar» ese «manda perverso»…

La osadía de enemistar al imperio romano en el año 66 a posteriori de Cristo dio motivo a una hostilidades que se prolongó por casi un siglo, del I al II. Y que ocasionó su expulsión del circunscripción. Los que se quedaron tuvieron que «adaptarse» a las disposiciones del imperio.

Los judíos se esparcieron por el mundo manteniendo su fe y religión, lo que dio curso a que la iglesia católica, en amplia extensión en Europa, los mirara con miedo. Fueron expulsados, a lo abundante de los siglos, de Inglaterra, Italia, Francia, entre otros, siendo la más famosa la de España el 31 de marzo de 1492.

En tiempos recientes (1938-1945), Alemania, bajo el régimen fascista de Hitler, ideó la «resolución final», cuyo fin era eliminar a todos los judíos de una vez y por todas.

Finalizada la Segunda Refriega Mundial, los judíos lograron regresar a la tierra de la que fueron expulsados casi dos mil primaveras antaño.

Contar esta historia de forma breve en la vida reflejaría las infinitas ocasiones en que este pueblo ha sido humillado, maltratado, asesinado, desde un odio inexplicable que implica «un motivo», «un acontecimiento» y una lucha legítima en defender su pueblo.

La historia de Jesús, si hubiese tenido motivo en «Polonia», por opinar un motivo, los polacos serían el pueblo señalado por todos. Donde quiera que Jesús hubiese promovido sus ideales de bienquerencia levantando masas, hubiera creado los celos de los dirigentes del momento.

Que «un tipo» llegue a nuestro país o nazca entre nosotros e intente cambiar nuestras creencias, así sean adecuadas, seguro tendrá la competición de lo tradicional y más si estas tradiciones gozan de miles de primaveras, como fue el caso de los judíos.

El estado de Israel se ha impuesto a colchoneta de linaje y dolor, nadie diferente a todas las naciones del mundo. Todavía hoy, 77 primaveras a posteriori de fundarse como una nación librado y soberana, sigue siendo acosada en sus entrañas.

Y es que a posteriori de ceder la casa, por tantos primaveras, es inductivo que la vamos a encontrar ocupada y que los ocupantes van a batallar por ella.

Los palestinos, descendientes de los fariseos y enemigos de los judíos desde su expulsión, ocuparon el motivo de estos con la connivencia de los romanos.

No hubo modo de conseguir a acuerdos y este enredo ha terminado en una hostilidades que parece no tener fin. Las últimas matanzas entre los bandos han puesto al mundo en una emboscada.

Lazo e Israel

Docenas de miles de muertos en Lazo y otros miles en Israel nos traen a esas guerras primeras donde los romanos quemaban judíos y arrasaban pueblos enteros.

La humanidad no se ha podido librar de las creencias que establecen diferencias entre los hombres. Un solo muerto es suficiente para sentirnos indignados como sociedad moderna.

Ver destruir un pueblo y quedarnos inmóviles es efectuar como lo hicimos en presencia de el holocausto que sufrieron los judíos incinerados en hornos y cámaras de gas.

El odio cerca de los judíos siempre ha estado injustificado. Objeto de manipulaciones creadas por intereses absurdos por controlar al mundo. Y que los llevó a «gitanear» como huérfanos.

Las preguntas a hacernos serían: ¿Qué harían los dominicanos si estuvieran en el motivo de los judíos? ¿Los colombianos? ¿Los ingleses o africanos? ¿Qué haría cualquier pueblo que haya sido desterrado y condenado a vagar por miles de primaveras en presencia de la indiferencia y el maltrato del mundo?

Si los judíos no contaran con el poder que han construido, hubieran sido aplastados por todos. Eso no les da derecho a atropellar como han hecho con los palestinos que incluso luchan por lo que consideran que es su casa.

El mundo tiene que ceder y aceptar que todos tenemos derecho a habitar en paz y a tener un motivo en donde cada cual se sienta seguro sin que le vayan a tirar una bala que lo aplaste.

Tenemos que compartir espacio, que cada país de los que están en esas fronteras conceda circunscripción para que estos dos pueblos, surgidos miles de primaveras detrás de similares tribus, no se sigan matando.

Si los judíos continúan destruyendo la ciudad de Lazo, estarán actuando como en tiempos remotos el mundo actuó contra ellos. Y el odio, que siempre fue envidia y celos por ser un pueblo disciplinado, culto y exitoso, cobrará «otro sentido» que no le conviene tener a nadie.

Las tribus de Israel y de Judá, que a posteriori de tanto pelearse terminaron fundiéndose en una sola, quizás sean la mejor señal del camino a seguir. ¡Salubridad! Insignificante Odiero

JPM