
El precio del petróleo intermedio de Texas (WTI) subió este jueves un 3.54%, hasta 64.68 dólares el barril, animado por las nuevas sanciones de Estados Unidos al software de exportación de crudo iraní como parte de su política de “máxima presión” sobre el país.
Al pestillo en la Bolsa Mercantil de Nueva York, los contratos de futuros del WTI para entrega en mayo sumaron 2.21 dólares.
El Sección del Caudal anunció ayer miércoles sanciones a una pequeña refinería de China, Shandong Shengxing Chemical, por “la negocio de más de mil millones de dólares en crudo iraní”, así como castigos adicionales a empresas y buques que participan en la distribución camuflada de productos petrolíferos de Irán.
Estas sanciones, la sexta ronda contra el circuito de cesión de crudo iraní desde que Donald Trump volvió a la presidencia en enero, se enmarcan internamente de la “campaña de máxima presión económica” sobre el país.
Las medidas tienen superficie en un momento en que EE.UU. e Irán están entablando conversaciones para tratar de inquirir un acuerdo sobre el software nuclear de Teherán.
Pero por otro costado, Estados Unidos bombardeó hoy el puerto petrolero de Ras Issa, en el mar Rojo, una importante instalación ubicada en la provincia yemení de Al Hudeidah utilizada por los rebeldes hutíes del Yemen -respaldados por Irán-, informaron los insurgentes y el Comando Central de Estados Unidos (Centcom).
Ese puerto, anejo con los de Al Hudeidah y Salif, recibe rodeando del 70% de todas las importaciones y el 80 % de la ayuda humanitaria que entra al Yemen, según la ONU, mientras que EE.UU. y otros países denuncian que es utilizado por los hutíes para importar y exportar petróleo de forma ilícita.
Los precios además se han trillado alentados por un incremento de los inventarios de crudo estadounidenses de 515,000 barriles diarios la semana pasada, según informó ayer la Agencia Internacional de Energía (AIE).
Por otra parte, la Estructura de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP+) emitió hoy un nuevo plan de compensación que obligará a ocho países, entre ellos Arabia Saudí e Irak, a implementar más recortaduras en su producción hasta junio de 2026 para compensar el bombeo por encima de las cuotas acordadas.