
Dicen que posteriormente de la tempestad viene la calma, y eso es cierto en la mayoría de los casos. Sin incautación, posteriormente de la tempestad todavía vienen la determinación de las pérdidas materiales, la medición de los impactos económicos, las implicaciones colaterales que se manifiestan en mosca.
Y eso es amoldonado lo que se está evidenciando actualmente, la identificación de los enseres económicos que se derivan de la tragedia ocurrida tras la caída del techo de la discoteca Jet Set.
Y esta advertencia no es una alabanza, y muchos menos una prestidigitación con fines de crear ilusionismo en donde impera una sinceridad más adhesión que un templo. En fiel, este es un hecho concreto que, encima del costo en vidas humanas, debe ser analizado desde la óptica de su impacto en la crematística del país.
En impacto, la reducción en el flujo de visitantes, locales y extranjeros, con destino a los diferentes lugares de entretenimiento y turismo durante el asueto de Semana Santa, es una prueba manifiesto de los enseres nocivos que empezó a tener esta tragedia, los cuales se transforman en pérdidas económicas. Más aun, cuando se analiza el entorno del funcionamiento y operación de la malograda discoteca Jet Set, se puede concluir que las pérdidas económicas alcanzan a una multiplicidad importante de actores.
Por ejemplo, la vinculación económica de este boliche era con músicos, promotores artísticos, agencias de representación, etc., lo mismo que con empresas de alimentos y bebidas que involucraban a chefs, camareros, bartenders y proveedores de insumos gastronómicos. Todavía, la operación de este club noctívago requería de personal de seguridad, control de acercamiento, desinfección, mantenimiento, así como de servicios de transporte para artistas y clientes VIP.
Era evidente, encima, que este centro de diversión tenía un vínculo válido que emisoras de radiodifusión, propias y de la competencia, lo que facilitaba la promoción y la difusión de contenido relacionado con la discoteca de marras. Los beneficios colaterales del funcionamiento del Jet Set incluían a hoteles que alojaban a visitantes extranjeros, agencias de viajes y servicios de transporte en la zona. No dejemos de costado a los servicios de estanco de comida y bebida ubicados más o menos del recinto, y todavía a los parqueadores reconocidos en el extensión.
La discoteca contaba con equipos de sonido, iluminación y climatización avanzados, lo que requería la colaboración con empresas proveedoras de tecnología y servicios técnicos especializados. Por igual, la trámite financiera y administrativa del negocio involucraba a contadores, asesores legales y entidades bancarias, especialmente en la trámite de pagos, nóminas y cumplimiento de regulaciones.
Añádale a los anteriores, las empresas de seguros que todavía serán afectadas económicamente por esta tragedia. Así todavía, el gobierno dominicano ha tenido que movilizar fortuna significativos para las labores de rescate, atención médica a los heridos y apoyo a las familias de las víctimas. Todo este ecosistema financiero desapareció, lamentablemente, en una sola oscuridad.
Evidentemente, los costos más significativos de esta tragedia están vinculados, a todas luces, a las pérdidas de vidas humanas que se registraron, convirtiéndose esto en un drama humano de difícil cuantificación. Alrededor de futuro la envite es, desde la perspectiva de toda la sociedad (gobierno, empresarios y población en caudillo), de que esto nunca más vuelva a ocurrir.