
Por: Ling Almánzar
“Tengo sed” es la chale de las Siete Palabras pronunciadas por Cristo en la cruz, y esa expresión de pesar fue aprovechada por la Iglesia católicaesta vez, para dos cosas fundamentales: cuestionar el sistema penitenciario dominicano, considerando “urgente” la construcción de más cárceles para desahogar las ya existentes, y defender los derechos humanos de los privados de desenvolvimiento.
Esa palabra estuvo a cargo del fray Luis de la Cruzreverendo diácono de la Parroquia Resurrección del Señor, en Engombe de Herrera. Ese cura llamó a los feligreses a notar compasión por los presos, cuyos derechos humanos incluso son “universales, inviolables e inalienables”; y les exhortó a participar activamente en la Pastoral Penitenciaria, para que lleven apoyo y consuelo a los privados de desenvolvimiento.
En el clásico sermón de las Siete Palabrasresiduos por igual número de curas en la Catedral Primada de América, el fraile De la Cruz hizo un llamado a la conciencia de los actores del sistema contencioso: “Rezamos por los jueces, fiscales y todos los que dirigen el sistema penitenciario y correccional del país, para que no olviden que, al final de su existencia, Jehová será su enjuiciador; cada uno se enfrentará cara a cara con Jesús…”.
Otra: La violencia criticada en sermón de Siete Palabras
“Todavía nuestros hombres y mujeres privados de desenvolvimiento, y quizás ellos más que nadie, tienen sed de Cristo; sed de encontrar la luz de la vida, sed de reconciliación”, expresó, ayer de continuar:
“Uno de los desafíos más urgentes de la Pastoral Penitenciaria es la defensa de los derechos humanos de las personas privadas de su desenvolvimiento; la violación de los derechos humanos en las prisiones provoca veterano marginación, reserva y sufrimiento; la Iglesia cree y proclama que todos los derechos humanos son universales, inviolables e inalienables, que deben ser protegidos en su totalidad”.
Desde el altar de la catedral, el religioso saludó el anuncio de la pronta comprensión de la calabozo de Las Parras, en Pugna, pero dejó claro que ello no es suficiente para apuntalar la dignidad humana de los reclusos.
Por cierto, animó a los hermanos de fe a tomar parte activa en la Pastoral Penitenciaria, con tal de comparecer a los prisioneros con aliento y esperanza, porque ellos son seres humanos y necesitan una palabra de desenvolvimiento.