
Culto en latín
En 2021, Francisco firmó un decreto, «Traditionis Custodes», que limitaba drásticamente el uso de la ceremonia en latín, revocando un documento más flexible emitido por su predecesor Benedicto XVI en 2007. Esta valor provocó incomprensión y enfado entre parte del clero y de los católicos apegados a la convocatoria ceremonia «tridentina», y algunos acusaron al papa de impedirles practicar su fe. El papa argentino además fue criticado por sus llamamientos a acoger a los inmigrantes.
Cardenales «traidores»
El papa Francisco provocó la ira de algunos cardenales, que se supone son sus más estrechos colaboradores, pero además los que ocupan los puestos más importantes posteriormente de él en la dependencia eclesiástica. En 2017, el jesuita argentino aprovechó su tarjeta navideña a la Curia para patalear, sin nombrarlos, a los «traidores» que frenaban su reforma de las instituciones.
En enero de 2023, tras la crimen del polémico cardenal australiano George Pell, un periodista italiano reveló que este había escrito una nota anónima que atacaba frontalmente a Jorge Bergoglio. Pell, antiguo cercano asesor de Francisco, calificaba en ella el pontificado de «desastre en numerosos aspectos» y señalaba con el dedo los «graves fracasos» de su diplomacia, debilitada por la cruzada en Ucrania iniciada en febrero de 2022.
Igualmente en enero de 2023, el cardenal conservador germánico Gerhard Müller, antiguo prefecto de la poderosa congregación para la Doctrina de la Fe, publicó un texto en el que lanzaba un violento ataque contra la encargo de Francisco, denunciando la influencia de una «camarilla» a su en torno a y expresando su preocupación por su «confusión doctrinal».
El verano posterior, antaño de la tolerancia del Sínodo sobre el futuro de la Iglesia, cinco cardenales conservadores expresaron públicamente sus «dubia» (dudas) al papa, temiendo un cambio de doctrina sobre la homosexualidad o la colocación de mujeres.
Arreglo de cuentas tras la crimen de Benedicto XVI
Tras la crimen del papa emérito Benedicto XVI el 31 de diciembre de 2022, su secretario particular, Monseñor Georg Gänswein, reprendió al papa argentino, afirmando que este «rompió el corazón» de su predecesor al prohibir la celebración de la ceremonia en latín. En respuesta, Francisco lamentó que la crimen de Benedicto XVI hubiera sido «instrumentalizada» por «personas sin ética que actúan con fines partidistas».
Obispos excluidos
En noviembre de 2023, el papa destituyó al mitrado estadounidense Joseph Strickland, una valor poco habitual. Este conservador, uno de los enemigos más acérrimos del papa, había criticado su postura laxa frente al monstruo y su indulgencia con los homosexuales y los divorciados. En julio de 2024, el mitrado ultraconservador italiano Carlo Maria Vigano, de 83 primaveras, conocido por sus acerbas críticas al pontificado, fue excomulgado por rebotar la autoridad del superior de la Iglesia católica. Este eminente prelado tradicionalista, antiguo embajador de la Santa Sede en Estados Unidos, pro-Trump y antivacunas, había procesado a Francisco de «herejía» y de comportamiento «tiránico».
LGBT: La Bomb “Confianza en la oración”
En diciembre de 2023, el Vaticano publicó un documento llamado «Fiducia supplicans» («Confianza suplicante») que allanó el camino para la abundancia de las parejas del mismo sexo, lo que provocó la indignación del mundo conservador, especialmente en África y Estados Unidos.
La oleada de críticas obligó al Vaticano a «aclarar» su posición y defenderse de cualquier error doctrinal, al tiempo que reconoció que su aplicación sería «imprudente» en ciertos países donde la homosexualidad está prohibida.
«En su competición a las bendiciones para las parejas del mismo sexo, los episcopados africanos critican lo que llaman decadencia íntegro europea o catolicismo europeo. Incluyen en ello al papa», explicó a AFP François Mabille, director del Observatorio Geopolítico de la Religión en el Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS) de París.
Una comunicación por ‘globos de disquisición’
Su organización pastoral, basada en el «caso por caso» o «globos de disquisición» (es sostener, exhalar ideas sin confirmarlas formalmente), desconcertaba a muchos fieles y se percibía como ambigua.