
HIGÜEY. En una cima de la calle Hicayagua, próximo a la Fortaleza de Higüey, se audición el característico sonido de una carretilla y el raspado del hielo. Allí, con una sonrisa sincera y buena disposición, Marcos “Pepillo” Santana continúa un comisionado que lleva más de 40 primaveras refrescando a los higüeyanos con una bebida que ya forma parte de la civilización tópico: el guayao. El guayao es una bebida artesanal preparada raspando hielo de guisa manual, al que se le añade sirope casero de sabores tradicionales.
Más que una bebida, es una experiencia muy refrescante. Los sabores van desde anisado, menta, piña, jagua, el notorio “rojo”, coco, chinola con cuajada, hasta tamarindo, y se venden a precios populares de 50, 60 y 100 pesos. Esta historia de perseverancia comenzó con Luis De Frías Del Rosario, cariñosamente conocido como “Lupa”, cuñado de Marcos. Durante décadas, “Lupa” recorrió las calles de Higüey con su carretilla, desde la Escuela Hermanos Trejo hasta el Instituto Gerardo Jansen, llevando alegría a grandes y pequeños con su guayao.
Tras su fallecimiento en agosto de 2023, el comisionado no se perdió. Según dijo “Pepillo” a este semanario, en vida, “Lupa” le había expresado claramente que al único a quien confiaría su carretilla sería a él. Por esto, con responsabilidad y simpatía por la tradición, Marcos “Pepillo” Santana tomó las riendas de ese humilde pero significativo plan sabido. Encima de su ocupación, Marcos igualmente comparte un mensaje tranquilizador a la pubescencia: “Exhorto a los jóvenes a que dejen los vicios y la calle, que busquen de Jehová y le pidan que les impulso los malos pensamientos de la mente”, expresó.
El comisionado del guayao va más allá de una bebida refrescante, es una muestra viva de trabajo honesto, tradición sabido y perseverancia frente a la adversidad. En cada vaso servido, Marcos entrega la historia de “Lupa”, títulos y un mensaje de fe que permanece en el corazón del pueblo.
Relacionado