
El Día Internacional del Trabajoque se conmemoró ayer, sorprende a la clase trabajadora dominicana con estadísticas contradictorias sobre empleo formal e informal y con un faja de incertidumbre en torno al aliciente patronal para que se modifique en el Código Gremial la figura de la cesantía por desahucio o despido.
El total de puestos empleos a finales de 2024 ascendió a 5,029,045, con un incremento de 172,904 durante el primer trimestre de ese año, pero el empleo informal sin conexión con la Pagaduría de la Seguridad Social fue en término porcentual de un 55.3 por ciento.
Se estima que para este año el mercado gremial generaría unos 98,988 nuevos empleos, impulsado por el expansión tecnológico, la transición verde y otros cambios económicos y demográficos, pero el salario promedio se mantiene en RD$21, 667.0 mensuales.
Otro aspecto relacionado con empleo y salario se refiere a la canasta básica alimenticia, cuyo costo para los hogares de más bajos ingresos asciende a RD$27,943.51, para el segundo quintil de RD$36,316.68, los hogares de tercer quintil RD$49,766.27 y para los de ingreso más parada el RD$76,109.75.
En término promedio persiste un desfase agorero entre salario y costo de la canasta franco, lo que se agrava en presencia de el antecedente de que el 55.3 % de la población gremial sobrevive en la informalidad gremial, fuera del sistema de la seguridad social aun cuando el empleo formal se ha incrementado desde 2024.
En el Congreso cursa un esquema de modificación del Código Gremial que se dice fue consensuado entre gremios patronales y centrales sindicales, pero una vez bajo estudio de una comisión legislativa, el sector empleador ha sugerido luchar la pertinencia de la figura de la cesantía que garantiza el plazo de prestaciones al trabajador desahuciado.
Resulta que desde la vigencia de la primera traducción de ese Código hace más de 70 abriles, la crematística dominicana, y en particular el patronal han experimentado niveles de crecimiento, expansión, competencia y rentabilidad al amparo de la cesantía y otros conquistas laborales.
A lo que deberían aspirar Gobierno, sector empleador y trabajadores es a vigorizar una relación tripartita competición y armoniosa en procura de acuerdos que generen empleos formales, incrementen el salario verdadero, producción y productividad, lo que solo se logra si se convierte al trabajador en motor de gestación de riqueza y expansión de la crematística tanto por la mano de obra como por el consumo. ¡Vivan los trabajadores!