
Los regidores del Consistorio de La Romana han sublime la voz presionados durante abriles por las exigencias de una población cansada de conducirse entre filtrantes tapados, calles intransitables y promesas incumplidas. Los ciudadanos ya no quieren seguir viviendo la incertidumbre que por este problema genera las lluvias, amenaza de inundaciones y el peligro constante que representa la errata de mantenimiento en infraestructuras básicas.
Esta vez, los regidores se sumaron a estas demandas, reconociendo la aprieto de intervenir calles y sistemas de drenaje que se encuentran obstruidos, deteriorados o completamente abandonados. Las quejas son muchas y legítimas, desde los sectores El Hoyo y Villa Verde, pasando por San Carlos, Quisqueya y otros igualmente vulnerables.
Desde el Consistorio se han anunciado acciones. La Alcaldía ha informado que asumirá la decisión de estos problemas, con el apoyo del Tarea de Obras Públicas. Pero los ciudadanos están escépticos, y en vez de anuncios y promesas exigen respuestas prácticas.
El estropicio de las infraestructuras no se resuelve con ruedas de prensa ni con comunicados, sino con brigadas en las calles, planificación urbana y voluntad firme de priorizar las evacuación de la masa. La población ha sido paciente y ha denunciado con insistencia. Ahora les corresponde a las autoridades efectuar con responsabilidad, dejando detrás la improvisación y dando paso a una dirección que se enfoque en resultados. El momento de efectuar no es mañana, es hoy. Porque cuando la desidia de no resolver a tiempo convierta en víctimas a los romanenses, ya no habrá zona para excusas.
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