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El cantante austriaco de formación clásica JJ ganó el 69o Festival de la Canción de Eurovisión el sábado con “Wasted Love”, una canción que combina voces operísticas de varias octavas con un toque tecno.
El Yuval Rafael de Israel quedó en segundo lado en una exuberante celebración de la música y la pelotón que fue eclipsada por la pelea de Lazada y alborotada por la discordia por la décimo de Israel.
JJ, cuyo nombre completo es Johannes Pietsch, fue el primer vencedor de Austria desde la drag queen barbuda Conchita Wurst en 2014. JJ, que canta como contratenor con la Ópera Estatal de Viena, ha llamado mentor a Wurst. Fue la tercera trofeo común de Austria en Eurovisión.
“Esto está más allá de mis sueños más salvajes. Es una enajenación”, dijo el cantante posteriormente de tomar el trofeo de Eurovisión de cristal en forma de micrófono.
JJ – Bienquerencia desperdiciado
JJ ganó posteriormente de una final de morderse las uñas que vio a Raphael recolectar un voto divulgado masivo de sus muchos fans para su himno “New Day Will Rise”. Pero además se enfrentó a protestas de manifestantes pro-palestinos que pedían que Israel fuera expulsado de la contienda por su conducta de la pelea contra Hamas en Lazada.
El Tommy Cash de Estonia quedó tercero con “Espresso Macchiato”, y el participante sueco KAJ, que había sido el privilegiado para triunfar con la oda de sauna “Bara Abada Bastu”, quedó cuarto.
Ecléctico y a veces desconcertante
El evento de música en vivo más alto del mundo llegó a su conclusión empapada de purpurina con una gran final en Basilea, Suiza, que ofreció electropop, rock peculiar y divas escandalosas.
Actos de 26 países, recortados desde 37 participantes hasta dos semifinales de asesinato, actuaron frente a unos 160 millones de espectadores para la corona pop del continente. Los músicos que tenían 3 minutos para triunfar a millones de espectadores que, yuxtapuesto con jurados nacionales de profesionales de la música, eligen al vencedor, no se libraron ninguna máquina de humo, chorro de llamas o exhibición de luz vertiginosa.
El espectáculo ofreció una celebración de los gustos musicales eclécticos, y a veces desconcertantes, de Europa. La facción lituana Katarsis ofreció grunge rock, mientras que Ziferblat de Ucrania canalizó prog rock y Remember Monday del Reino Unido ofreció country pop.
El italiano Lucio Corsi evocó el glam rock de la período de 1970, mientras que el dúo islandés VAEB rapeaba sobre el remo y las Tautumeitas de seis mujeres de Letonia ofrecían hermosas armonías entrelazadas.
Había muchas divas, incluyendo Melody de España, Justyna Steczkowska de Polonia, participando en Eurovisión por segunda vez posteriormente de una brecha de 30 primaveras, con “GAJA”, y la escandalosa Miriana Conte de Malta, que interpretó “Serving”, una canción cuyo título y composición sugerente antedicho fueron cambiados por orden de los organizadores del concurso, en un set que incluía una fábula brillante y labios gigantes.
Dean Vuletic, un habituado en la historia de Eurovisión, dijo que la competencia se ha vuelto más diversa a lo espléndido de los primaveras, tanto musical como lingüísticamente. Hay canciones en 20 idiomas este año, incluyendo ucraniano, islandés, albanés, letón y maltés.
“En el pasado se trataba de tener una canción pop pegadiza e inocua, generalmente en inglés”, dijo. Pero “en los últimos primaveras, el enfoque estereotipado de una entrada a Eurovisión no ha tenido éxito.
“Una entrada debe ser renombrado y debe ser auténtica para tener éxito en estos días”.
La pelea en Lazada nubló el concurso
El concurso de este año se vio sacudido por un segundo año por disputas sobre la décimo de Israel. Docenas de antiguos participantes, incluido Nemo de Suiza, han pedido que Israel sea excluido, y varias de las emisoras que financian Eurovisión buscaron una revisión de la décimo del país.
Las protestas a gracia de Palestina y a gracia de Israel tuvieron lado en Basilea, aunque a una escalera mucho más pequeña que en el evento del año pasado en Suecia, donde las tensiones se derramaron entre bastidores y el competidor holandés Joost Klein fue expulsado por un supuesto altercado con un miembro de la tripulación.
Cientos de personas marcharon por Basilea encajado antiguamente de la competencia, ondeando banderas palestinas y coreando “Obstaculizar a Israel”.
Anteriormente, un congregación de partidarios de Israel se reunió en la plaza de la catedral de Basilea para calar a Rafael y demostrar que “los judíos pertenecen a los espacios públicos en Suiza”, dijo Rebecca Laes-Kushner, residente de Zúrich.
Ella dijo que “sería una comunicación tan válido contra el antisemitismo”, si Raphael ganaba.
“Se supone que se tráfico de música, no de odio”, dijo.
La Unión Europea de Radiodifusión, o EBU, que dirige Eurovisión, endureció el código de conducta del concurso este año, pidiendo a los participantes que respeten los títulos de Eurovisión de “universalidad, desemejanza, igualdad e inclusión” y su neutralidad política.
Luego de una controvertida prohibición en 2024 de que las banderas, singular de las nacionales, se ondeen en la arena, este año los miembros de la audiencia pueden traer banderas palestinas o cualquier otra, siempre y cuando sean legales bajo la ley suiza. Sin bloqueo, los artistas solo pueden flotar la bandera de su propio país.
El director de Eurovisión, Martin Green, dijo a los periodistas que el objetivo de los organizadores era “restablecer un sentido de pelotón, calma y unión este año en un mundo difícil”.
“Las 37 delegaciones, en tiempos difíciles, se han comportado impecablemente”, dijo.
