

MIAMI.- La inclusión de Haití entre los países afectados por una prohibición de alucinación a Estados Unidos cierra una de las principales vías de escape para una población golpeada por la violencia pandillera y provoca rechazo en ese país así como entre la comunidad haitiana de Florida.
«Haití estará aún más aislada. Estados Unidos era el primer destino de los haitianos», lamentó este jueves Pierre Esperance, un proselitista a honra de los derechos humanos en Puerto Príncipe.
El presidente Donald Trump anunció el miércoles que los ciudadanos de 12 países, entre ellos Haití, Irán, Libia o Afganistán, no podrían desplazarse a Estados Unidos a partir del próximo lunes.
Los ciudadanos de otros Estados, como Venezuela o Cuba, verán muy restringidas sus posibilidades de desplazarse al país norteamericano.
Esta medida, similar a una prohibición de viajes aplicada durante el primer mandato de Trump (2017-2021), se enmarca en la dura política migratoria del presidente y supone un jarro de agua fría para poblaciones que han buscado refugio en Estados Unidos en los últimos abriles, huyendo de sus países en crisis.
Para Haití, envuelto en una molesto crisis humanitaria y sometido al terror de las pandillas que secuestran, matan y violentan a la población desde hace meses, la comunicación es terrible.
Esta intrepidez «es atroz, cruel, racista, xenófoba y discrimina a las personas por su procedencia», aseguró a la AFP Pierre Christian Namphy, director político de la oenegé Family Action Network Movement, con sede en Miami.
Este proselitista de origen haitiano cree que la medida de Trump es un «esfuerzo por cortejar a una saco racista y antimigrantes» como cuando, durante la campaña de las últimas presidenciales, el multimillonario aseguró sin pruebas que los haitianos habían comido perros y gatos en la ciudad de Springfield, en Ohio.
«Las comunidades de Haití cumplen las leyes. Estamos huyendo de la violencia de las pandillas en Haití. Estamos huyendo del problema, no somos el problema», añadió.
En el arrabal miamense de la Pequeña Haití, Klifft Ojour, nacido en Puerto Príncipe, señaló la importancia de la comunidad haitiana en Estados Unidos, y sobre todo en Florida, donde residen unos 500.000 ciudadanos originarios del país caribeño.
La prohibición de alucinación es «muy lamentable porque los haitianos contribuyen mucho a sectores vitales que hacen que la sociedad funcione, y especialmente aquí en el sur de Florida, como la hostelería o la sanidad», dijo este patrón de 32 abriles.
Aunque no entiende cuál es el beneficio de esta medida para Estados Unidos, Ojour cree que debería servir para que sus compatriotas tomen conciencia de la falta de mejorar la situación en su país.
«Es hora de que los haitianos empiecen a pedir cuentas a los funcionarios por el estado degradante de la compañía pública. Porque el problema está, en presencia de todo, en nuestro país», aseguró.
Una opinión compartida en Haití por el político Antoine Rodon Perfectamente-Aimé. «Esto es una humillación para los haitianos. Por ello, las autoridades deben trabajar por restablecer la seguridad y la estabilidad, crear empleos para la población».
De momento, el consejo presidencial de transición, que gobierna el país desde abril de 2024 sin conseguir frenar la violencia de las pandillas, ha reaccionado de forma tímida al anuncio de Trump.
Su ocupación de Relaciones Exteriores ha notorio en un comunicado que el gobierno de transición haitiano «está trabajando duro para combatir la inseguridad y acrecentar la seguridad fronteriza» y ha recordado a Washington «el peligro que representan los grupos armados, designados recientemente como terroristas (por la compañía de Trump), para las relaciones de Haití con el extranjero».
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