
Santo Domingo.- A una semana del colapso del techo de la discoteca Jet Set, que dejó 231 muertos y casi dos centenares de heridoslos sobrevivientes compartieron en El Referencia con Alicia Ortega sus testimonios: historias de terror, pérdida y fe que emergen de los escombros de lo que debió ser una oscuridad de fiesta.
«Duré cuatro horas enterrado»: La angustia de Germán Peña
Desde su cama en el hospital Ney Arias Lora, Germán Peña Jorge (38 abriles) recuerda los segundos previos al derrumbe. Su hermana le advirtió que mirara alrededor de antes, y al hacerlo, «todo se morapio debajo».
«Caí con las piernas atrapadas, solo podía mover la cabecera. Los escombros seguían cayendo, y yo me movía para no quedarme sin tonada», relata. Atrapado bajo vigas y zinc, escuchó las voces de los rescatistas, pero nadie lo oía. Hasta que apareció «Don Freddy», un hombre al que flama «mi gracia». Su tía no sobrevivió.
«Apoyé mi torso sobre un fallecido para respirar»: El fenómeno de Yenire Mena
La venezolana Yenire Mena (33 abriles) describe escenas dantescas: «Quedé sepultada. Tenía un pequeño fulgor de luz donde entraba tonada frío. Me apoyé sobre un señor robusto de camisa celeste… posteriormente supe que era un fallecido».
A su cerca de, amigos y desconocidos murieron. «Una señora a mi flanco falleció. Mi amiga Noguera Pierina incluso. Otra amiga, Ana María Ramíreztenía la mano enterrada. Nos dábamos talante», cuenta entre lágrimas.
«Vi a una matriz muerta con la cabecera entre los escombros»: Ruth Atezado
Ruth Atezado, habitual del Jet Set, estaba en su tercera cita del año cuando el techo cedió.
Un concomitante la empujó contra una horma segundos antiguamente del colapso: «Todo cayó a mi izquierda. Una chica muy linda que estaba allí murió. Vi a su matriz, solo su cabecera entre los escombros».
En medio del caos, escuchó a personas «ofreciendo patrimonio por ser rescatadas», pero los escombros lo impedían.
«Me derrumbaré en algún momento. Ahora solo pido fuerzas a Altísimo», confiesa.
«Pasamos de la triunfo al báratro en un segundo»: Mayor Núñez, trompetista de Rubby Pérez
Mayor Núñez, miembro de la orquestina del fallecido merenguero Rubby Pérezestaba en el marco cuando sintió «un zumbido, luego un crack».
«Vi a Rubby distraído mirando poco… posteriormente saltó, pero ya era tarde», recuerda.
Una pantalla cíclope mató a su compañero Luis Solís. Él sobrevivió entre heridas y el presente imborrable de «ver las estrellas» donde antiguamente había techo.
«No hubo tiempo de pasar»: Los Haineros Dorados
Marisol Chalas y Víctor de la Cruz, residentes en Florida, viajaron para reunirse con su colección de amigos, «Los Haineros Dorados«. «Estábamos felices, brindando… hasta que la horma cayó», dice Marisol.
Víctor, atrapado bajo una horma, aceptó la asesinato: «Mi estrechamiento ya gargareaba. Dije: ‘Señor, hágase tu voluntad’».
Sobrevivió, pero perdió a dos amigos «irreemplazables».
El duelo y las preguntas sin respuesta
Mientras las autoridades investigan fallas estructurales y negligencias, familiares y sobrevivientes exigen equidad.
En las ruinas del Jet Set, velas, flores y cantos cristianos honran a los fallecidos, cuyas últimas imágenes bailando, riendo ahora son memoria colectiva de una tragedia que cambió vidas en segundos.