

El autor es titulado en Diplomacia y Servicios Internacionales. Reside en Santo Domingo
El colapso del techo de la discoteca Jet Set Club ha impresionado un antaño y un posteriormente en la historia dominicana. No es para menos, estamos frente a la tercera tragedia ocurrida en un centro de diversión que ha cobrado más vidas en toda América.
El incidente ocurrió el pasado 8 de abril de 2025, en el mismo, se llevaba a lado un concierto del merenguero internacional Rubby Pérez, quien todavía desgraciadamente falleció. La tragedia dejó un saldo de 221 fallecidos; por otra parte de 260 heridos sobrevivientes; otros con serios problemas psicológicos; decenas de niños quedaron huérfanos.
El desplome en Jet Set se debió a negligencias y fallas estructurales que tendrá un impacto demoledor en la imagen de poderosas familias vinculadas de forma directa e indirecta en la tragedia. Ya se han anunciado un cúmulo de demandas colectivas adecuado a negligencias comprobadas.
Duro porrazo
El impacto Jet Set ha sido y será un porrazo a sectores fácticos. Este engendro social que traspasa a lo político, desencadenará una serie de eventos relacionados, uno tras otro, que debilitará al presidente o partido de Gobierno, si optan por encubrir, proteger o manipular para beneficiar a los dueños del centro. La sociedad quiere ecuanimidad.
El magistrado Jorge Subero empleó el término, «impacto Jet Set», y este engendro ayudará a repensar al Gobierno sobre cuáles serán las consecuencias.
Esto generará repercusiones inmediatas. Es evidente el malestar caudillo, hastío cerca de el Gobierno, desidia de confianza en las instituciones, apatía y rechazo a todo lo que dice Luis Abinader.
Lo que parecía ser, como su nombre lo indica, una diversión de una clase suscripción selecta, se volvió un sentimiento colectivo. En este holocausto estuvieron envueltas personas de todas las clases sociales. Desde destacados exbeisbolistas de las Grandes Ligas, como Octavio Dotel y Tony Blanco, hasta el diseñador de modas Martín Polanco; todavía empresarios como Eduardo Grullón (presidente de AFP Popular); políticos de parada nivel; generales y oficiales militares de diferentes grados; así como los artistas Rubby Pérez y el saxofonista Luis Solis…
Han sido tantas personas que como ovejas de Altísimo fueron llevadas a un matadero. Allí fueron involuntariamente sacrificadas; como mansos corderos delante de sus trasquiladores. Rogamos que estos mártires no sean olvidados y sus sacrificios produzcan un cambio caudillo en todo el país.
Jpm-am
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