
Washington.- La directora directivo del Fondo Monetario Internacional (FMI)Kristalina Georgieva, lanzó este martes un mensaje conforme a los países para pasar la crisis provocada por los aranceles – «Hagan sus propios deberes» -, pero igualmente prometió veterano consultoría en diligencia de la deuda.
La economista búlgara se pronunció en un panel del Comité de Bretton Woods, una estructura sin talante de utilidad que promueve la cooperación económica y financiera internacional, el mismo día en que el FMI recortó su previsión para el crecimiento mundial en medio punto para 2025 respecto a su proyección de enero, hasta el 2,8 %, correcto al conflicto impositivo.
«Tengo un mensaje sencillo para los países que están aquí: Hagan sus deberes», dijo recomendando primero «compendiar la incertidumbre» y a posteriori «impresionar a un acuerdo de parámetros que dé la sensación de que sabemos alrededor de dónde nos dirigimos».
Este mismo martes la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, señaló que la Sucursal de Donald Trump está considerando «de forma activa» más de 15 acuerdos arancelarios y apuntó que unos 75 países se han puesto en contacto con ellos para impresionar a un pacto.
«Las condiciones financieras se han vuelto poco más estrictas, pero los mercados están funcionando y no hay ningún desorden que deba preocuparnos profundamente», añadió Georgieva, no sin advertir que si la situación se prolonga es probable un crecimiento tardo de la productividad.
La economista incluyó en su formulario recomendaciones personalizadas: a China, incentivar el consumo interno; a la Unión Europea, eliminar las barreras entre los países para que puedan comerciar entre ellos más fácilmente, y a Estados Unidos compendiar su adeudo presupuestario.
Georgieva subrayó que fomentar resiliencia a los ‘shocks’ «positivamente importa».
Tras tener pasado la última semana con sus equipos «escaneando el mundo» para ver la situación, la directora directivo estimó que es probable que se necesite que el Fondo «dé un paso delante en materia de financiación, ya sea mediante nuevos programas o la ampliación de los existentes».
«Lo que puedo sostener es que estamos convencidos de que no vamos a ayudar a nuestros miembros si no definimos igualmente condiciones estrictas, de una guisa que, si quieren mejorar, veamos qué medidas deben tomar», sostuvo.
Georgieva admitió que todos los países están en una situación difícil tras tener pasado «de una crisis a otra», pero apuntó especialmente a los de bajos ingresos y a los vulnerables de ingresos medios: «Carecían de beneficio político para musitar de sus niveles de deuda y están consumiendo bienes valiosos de una forma verdaderamente devastadora».
Por ello recalcó que el FMI debe ser «más activo y más franco» en cuestión de reestructuración de la deuda y añadió que contempla hacer «más en materia de amparo técnica y de asesoramiento sobre políticas para la diligencia de la deuda».
La igualmente excomisaria europea de Cooperación Internacional y Mejora destacó que su organismo está revisando cómo supervisa las economías de los países y cómo determina su apoyo, especialmente aquellos que, como Egipto, Pakistán o Argentina, «pasan de un problema a otro».
Ese zaguero acaba de firmar un nuevo software con el FMI que tiene 48 meses de duración y prevé préstamos por un total de 20.000 millones de dólares a desembolsar en diez tramos, con un plazo de devolución de diez primaveras y un período de humor de cuatro primaveras y medio.
«Esta vez es diferente. ¿Por qué? Porque Argentina (…) está dispuesta a tomar medidas contundentes para cambiar el rumbo del país. Ese es el tipo de apoyo que queremos saludar a nuestros miembros», concluyó.