Desde “La lucha de Ana”, su primera película, hasta “ARJÉ IV”, el extremo tesina que el cineasta está desarrollando, Bladimir Abud es un productor, director y libretista dominicano con una visión del cine que desafía los esquemas tradicionales.

Bladimir Abud comenzó su trayectoria en el cine con “La lucha de Ana”, película que otorgó a Cheddy García dos galardones por su autos, un Soberano y un premio La Apero. Del mismo modo, este filme se llevó el Soberano a mejor película en el 2013.

Pero sus reconocimientos no quedan estancados en esta producción, ya que en 2017 obtuvo dos premios Soberanos más con su película “A orillas del mar”, correspondientes a las categorías de mejor director y mejor película. Así como incluso múltiples nominaciones por sus otras obras.

A través de su faena, Abud ofrece una ojeada fresca y realista a distintos escenarios donde conviven el carácter y las vivencias dominicanas.

**¿Cuál es el propósito de cualquier película?**

El propósito de una película va mucho más allá del simple entretenimiento y la comunicación de ideas. Cuando hacemos cine, buscamos crear experiencias que cambien la forma en que la multitud ve y entiende el mundo. No se prostitución solo de contar historias, sino de usar imágenes y sonidos para mostrar realidades que normalmente no podemos percibir en nuestra vida diaria. Las películas pueden capturar momentos especiales que rompen con lo que consideramos corriente, haciéndonos advertir emociones nuevas y pensar de maneras diferentes.

En el cine, podemos observar el tiempo y el movimiento de formas imposibles en nuestra experiencia cotidiana. Podemos ver detalles que normalmente pasarían desapercibidos, advertir el peso de un silencio o la intensidad de un sonido de maneras que nos hacen más conscientes de nuestros sentidos. Una película perfectamente hecha nos invita a cuestionar lo que damos por sentado y a imaginar cómo podrían ser las cosas. No se prostitución simplemente de escapar de la ingenuidad, sino de enfrentarla desde nuevos puntos de presencia que nos permiten entenderla mejor y más profundamente.

**¿Si pudiera delimitar su forma de hacer cine en una sola palabra, cuál sería?**

Osadía. El definitivo cine emerge cuando el creador se aventura por caminos inexplorados, donde las historias pueden fluir independientemente más allá de las fórmulas conocidas. No se prostitución de ser diferente solo para destacar, sino porque hay realidades y emociones que no pueden expresarse siguiendo los moldes tradicionales. Es como cuando un río encuentra obstáculos y crea nuevos cauces: la aprieto natural de encontrar su propio camino.

En el proceso cinematográfico auténtico, el director permanece atento a esos momentos donde la imagen o el sonido pueden desprenderse de lo esperado para revelar poco sorprendente, poco que estaba ahí pero que no podíamos ver.

**¿Cuál ha sido el momento más trascendental de su carrera?**

El estreno de mi Ópera Prima, “La Lucha de Ana”. Esta película marcó un punto de inflexión en mi carrera. Posteriormente de la universidad y varios abriles haciendo cortometrajes, comerciales y videoclips, finalmente pude realizar mi primer largometraje. La película nació de la aprieto de mostrar una ingenuidad dominicana más íntima y cruda. Trabajamos con un presupuesto establecido pero con un equipo comprometido que creyó en la visión del tesina desde el primer día.

La historia de Ana se desarrolló de una forma distinta a lo que se hacía entonces en el cine dominicano. Apostamos por una novelística visual donde los silencios y las miradas tenían tanto peso como los diálogos. Filmamos en locaciones reales de Santo Domingo, con actores que mezclaban experiencia profesional con la autenticidad de personas sin formación actoral.

El represión internacional de La Lucha de Ana superó nuestras expectativas. La película participó en más de 40 festivales y muestras internacionales, recibiendo varios premios. En República Dominicana, se mantuvo 16 semanas en cartelera, un logro significativo para una producción independiente, y recibió múltiples galardones nacionales. Este agradecimiento abrió puertas para proyectos posteriores.

**¿Cuál es la anciano dificultad a la que se ha enfrentado como cineasta dominicano?**

Antiguamente de la Ley de Cine, la principal dificultad era conseguir financiamiento. Hacer películas con fortuna limitados era un desafío constante que requería mucha creatividad y determinación. Sin requisa, estas limitaciones nos enseñaron a ser más ingeniosos y a enfocarnos en lo esencial: contar historias auténticas que conectaran con el conocido.

Sin grandes presupuestos, aprendimos a rendir lo que teníamos a nuestro ámbito. Cada tesina era un examen de maximizar fortuna y encontrar soluciones creativas. Por ejemplo, en extensión de utilizar iluminación químico costosa, planificábamos las escenas según la luz natural del día.

**¿Existe alguna táctica que puedan utilizar los cineastas para impulsar las películas dominicanas para que resalten en medio de un panorama globalizado?**

El cine dominicano no debe entenderse como una categoría cerrada, sino como un espacio en constante movimiento, donde las fronteras entre lo regional y lo universal, lo particular y lo universal, se diluyen y reconfiguran continuamente. Más allá de apañarse una identidad única o reproducir narrativas preestablecidas, debemos abrazar la fragmentación y el equipo de significados. Las historias que emergen de nuestra experiencia caribeña pueden desafiar las normas, multiplicar lecturas y rajar preguntas sobre lo humano desde perspectivas alternativas. En nuestros paisajes y culturas conviven multiplicidades: voces que intersecan, dislocan y resignifican la forma en que entendemos nuestro extensión en el cine universal. Un cine dominicano auténtico no es una respuesta fija, sino una conversación en expansión, capaz de seducir al espectador a través de su capacidad de reinvención.

**¿Qué consejo le gustaría suceder escuchado de mancebo, cuando estaba comenzando a realizar cine?**

Creo que, al final, el cine es un diálogo con el espectador. Me habría gustado entender desde el principio que enterarse y nutrir el interés del conocido es el primer y más crucial paso.

Si tu película no logra enganchar, todo lo demás—la estética, los mensajes profundos—pierde su impacto porque nadie llega a observar esas capas. Esto no significa que debamos ofrecer calidad o profundidad en búsqueda de entretenimiento hacedero, sino encontrar un inmovilidad donde la novelística, la emoción y la técnica converjan para crear una experiencia inolvidable.

El buen cine es aquel que cautiva al espectador, que lo mantiene ahí, conectado, inmerso. No se prostitución de simplificar, sino de rajar puertas a mundos y emociones que inviten a la audiencia a participar. Al final, no hay fórmulas únicas: solo historias que logran tocar a su conocido y trascender.

**Por extremo, ¿qué innovaciones trae su próximo tesina: ARJÉ IV: Ser en el espacio?**

ARJÉ IV representa mi mayor desafío creativo como director, fusionando innovadores avances tecnológicos en artículos visuales y técnicas cinematográficas con una novelística que ahonda en la soledad, el propósito imprescindible y la progreso de la consciencia humana.

Este tesina materializa una visión con creces cultivada: crear un cine que trascienda fronteras y llegue a audiencias globales, manteniendo un stop nivel estético. La alianza estratégica con Pueblo Estudio y su CEO Francis Disla como productor ejecutor potencia esta afán, permitiéndonos navegar ese delicado inmovilidad donde la accesibilidad universal y la profundidad novelística convergen.

Nuestra aspiración es tejer historias que, mientras cautivan a grandes audiencias, siembran inquietudes existenciales y estimulan el pensamiento crítico. Buscamos ese preciso punto donde el arte cinematográfico alcanza su máxima expresión: logra ser mundialmente cautivador sin ofrecer su disposición transformadora.

La trayectoria de Pueblo Estudio en el ámbito internacional, conexo a nuestra visión creativa compartida, nos posiciona idealmente para alcanzar esa síntesis donde un cine de masas y la excelencia artística coexisten.