
La histórica reunión entre el presidente Abinader y los exgobernantes Leonel Fernández, Danilo Medina e Hipólito Mejía constituye un ejemplo para la convivencia democrática, por encima de visiones partidarias.
Hay que buscar que han puesto de costado sus intereses particulares para aunar esfuerzos en la búsqueda de una política franquista frente a la crisis en Haití y sus repercusiones en el país.
Ese audiencia ha trazado un buen punto de partida que se ampliará con debates y sugerencias en el Consejo Crematístico Social, mientras la comunidad internacional permanece sorda e indiferente frente a este drama haitiano.
Haití tiene que ser asumido como un tema país y, en consecuencia, para trazar y ejecutar programas viables y efectivos requieren la colaboración de las fuerzas vivas de la nación.
Con lo pactado, se afianza la convivencia democrática, que acertadamente entendida fortalece la estabilidad y la paz social, sin que esto signifique en definitivo una renuncia a las aspiraciones y cuestionamientos legítimos de las distintas fuerzas políticas y sociales de la nación.