Disección sociológico de “La siesta del martes” de Gabriel García Márquez

Disección sociológico de “La siesta del martes” de Gabriel García Márquez

Resistor silenciosa: poder, clase y estilo en “La siesta del martes”

Para sobrellevar a angla este observación, se plantea identificar las evidencias presentes en el descripción, aplicando el enfoque sociológico propuesto por Ignacio Ferreras en su obra Fundamento de sociología de la humanidades.

La sociología es inexplicable sin su principio e origen, su estructura específica y su función social.” (Ferreras, 1976, p. 99)

Principio.

Gabriel García Márquez, escritor colombiano y Premio Nobel de Letras en 1982, es ampliamente agradecido por su capacidad para retratar con realismo poético la vida cotidiana de América Latina. Su obra está profundamente enraizada en la verdad social de su país y de la región, marcada por la desigualdad, la pobreza, la violencia y las tensiones entre poder e injusticia.

La siesta del martes, descripción publicado en 1962 adentro de su ejemplar Los funerales de la Mamá Magnate, nace de una puntualización efectivo que el propio autor escuchó durante su trabajo como periodista. En una entrevista, García Márquez explicó:

“Escuché la historia de una mujer que visitó el cementerio de un pueblo para ver la tumba de su hijo, muerto por la policía. Nadie le habló. Todo el mundo la miraba con desdén. Me conmovió su dignidad silenciosa” (García Márquez, citado en Mendoza, 2007).

Este relato breve condensa con arte una crítica social profunda. Según el crítico culto Emir Rodríguez Monegal, “García Márquez hace visible, en unas pocas páginas, toda una estructura social fundada en el miedo, el monomanía y la hipocresía, sin acudir al panfleto ni a la denuncia explícita” (Rodríguez Monegal, 1984).

El descripción se convierte así en un declaración culto de la violencia estructural y simbólica que sufren los sectores populares. Como sostiene Ignacio Ferreras en Fundamento de sociología de la humanidades, “la obra literaria, aún desde la ficción, es una forma de conciencia social, de examen sobre el mundo que la produce” (Ferreras, 1992, p. 47). La siesta del martes refleja esa examen: la de los oprimidos que, incluso en la homicidio, son juzgados por una sociedad que privilegia el orden antiguamente que la rectitud.

La narración retrata a una origen que, sin dramatismo ni lamentos, reclama el derecho de su hijo a ser recordado dignamente, a pesar de que la sociedad lo marbete como delincuente. Esta figura de la origen encarna una resistor silenciosa delante un sistema que margina y condena.

Estructura.

Siguiendo la propuesta de Ignacio Ferreras, la estructura de una obra literaria es esencia para comprender cómo se manifiesta la ideología y el conflicto social adentro del texto. En Fundamento de sociología de la humanidades, Ferreras señala que: “La forma literaria no es neutra: es todavía un campo de lucha simbólica, donde se expresan y ocultan, al mismo tiempo, los intereses sociales” (Ferreras, 1992, p. 88).

En La siesta del martes, Gabriel García Márquez organiza el descripción con una estructura novelística rectilíneo, austera y cargada de silencios que refuerzan el tono seco y digno con el que se presenta a los personajes. La historia se desarrolla en dos escenarios contrastantes: el tren en movimiento símbolo de delirio, transición y desplazamiento y el pueblo detenido por el calor, el silencio y la rigidez social. El contraste social se vuelve evidente desde la caracterización de los personajes. La origen y su hija aparecen como figuras humildes, pero firmes: “Llevaban desdicha riguroso y parecían tan pobres como para no inspirar conmiseración” (Márquez,1962).

Esta descripción auténtico marca un tono de dignidad silenciosa, sin victimismo, que se mantiene durante todo el relato la estructura del diálogo todavía revela la desigualdad de poder entre los personajes. El sacerdote, como representante de la autoridad decente e institucional del pueblo, interroga a la origen con una mezcla de incomodidad y superioridad. En un momento le pregunta con cierta rigidez:

“¿Por qué trató de meterse por la ventana?” A lo que ella asegura sin titubeos:

“Porque era lo único que estaba hendido” ( Márquez,1962).

Esta respuesta escueta y directa no solo desmonta la inculpación implícita, sino que reafirma la posición ética de la origen: no está allí para justificarse, sino para honrar a su hijo. La ámbito del descripción todavía forma parte de su estructura simbólica. El calor es omnipresente, agobiante, casi opresivo:

La siesta era tan intensa que no se sentía el ruido del tren” (Márquez,1962). Este detalle transmite el sopor físico y social que domina al pueblo, un bullicio cerrado donde todo intento de ruptura como la entrevista de una origen a la tumba de su hijo “usurero” es pasado como una amenaza.

“Viajaban solas en el coche de tercera. Llevaban desdicha riguroso y parecían tan pobres como para no inspirar conmiseración” (García Márquez, La siesta del martes, 1962).

Esta presentación nos sitúa de inmediato en el situación de la pobreza, el duelo y la marginalidad. La descripción del contenido del bolsa “un ramo de flores envuelto en un publicación, una bolsita de pastillas de sal de frutas, y un pedazo de pinrel envuelto en papel de publicación” subraya la precariedad, pero todavía la dignidad y la preparación de la origen para el ritual que está por realizar.

En la segunda parte, ya en el pueblo, la narración se carga de tensión. El silencio, el calor y la talante del entorno funcionan como posibles estructurales que comunican hostilidad.

El pueblo flotaba en el calor. Había dos casas a cada banda de la periodo. El resto era tierra claro y árida, sin una sombra, sin una sola alma viviente” (Márquez,1962). Esta desolación exógeno refleja el infructifero decente de una comunidad que ha condenado al hijo de la mujer y que, ahora, está dispuesta a hacerlo con ella por el simple hecho de ser su origen.

Los diálogos son otro medio ambiente estructural fundamental. La origen palabra con frases breves, sin adornos, pero con convicción. El sacerdote, en cambio, duda, cuestiona, se incomoda. Ella nunca pierde la calma, incluso cuando el cura intenta demostrar la homicidio del hijo:

” –Era un usurero.

—Todavía no lo sabemos —dijo el padre. La mujer lo miró.

—Lo mataron” (Márquez,1962).

Este intercambio breve pero potente pone en evidencia la distancia entre la interpretación oficial y la verdad íntima de los personajes oprimidos. La mujer no necesita dar explicaciones ni demostrar el dolor: su simple presencia ya es un acto de resistor.

Ferreras plantea que toda obra literaria expresa una visión del mundo y ocupa un espacio en la lucha de clases simbólica. En este sentido, la estructura de La siesta del martes organiza una crítica sutil pero convincente al poder clérigo, a la rectitud represiva y a una comunidad que niega la compasión a los pobres. La origen representa la dignidad del marginado, cualquiera que, aun en el dolor, no claudica ni se somete:

“Vamos por la calle. Es la misma cosa” (Márquez, 1962).

Igualmente resulta significativo que el descripción esté narrado desde una perspectiva externa, con un narrador omnisciente que no juzga, pero sí selecciona detalles esencia que permiten al profesor construir su propia crítica. Como dice Ferreras:

“La selección de lo que se muestra y lo que se oculta en un relato tiene tanta carga ideológica como el discurso patente” (Ferreras, 1992, p. 65).

La historia no da nombres propios, no presenta emociones explícitas, y sin confiscación logra conmover y denunciar. Esa es una de las fortalezas estructurales del descripción: su capacidad de comunicar mucho a través de lo insignificante.

Finalmente, el obturación del descripción sintetiza toda esta estructura de tensión contenida. Mientras la origen se prepara para salir del pueblo, la hermana del cura le advierte:

Es mejor que salgan por la puerta del patio. Hay mucha clan en la calle.”

Y la origen, sin alterar su tono, asegura:

“Vamos por la calle. Es la misma cosa” (Márquez,1962).

Esta respuesta marca el culminación simbólico de la dignidad: ella no teme al discernimiento social, porque ya ha sido juzgada muchas veces, y ha aprendido a sostenerse en su verdad.

En este sentido, desde el enfoque sociológico de Ferreras, la estructura del descripción no solo sirve para relatar una historia, sino que organiza y transmite una visión crítica de la verdad. A través de sus silencios, climas y diálogos, García Márquez hace visible el conflicto entre la dignidad individual y la violencia simbólica de una sociedad que margina al que se sale del molde.

Función.

La humanidades es siempre un producto social que puede contribuir tanto a la conservación del orden establecido como a su crítica o transformación” (Ferreras, 1992, p. 41).

Desde esta perspectiva, La siesta del martes se inscribe claramente en una función crítica. Gabriel García Márquez utiliza una historia breve y contenida para reflejar las injusticias estructurales que enfrentan los sectores más pobres de América Latina: el desidia, el monomanía social, el desprecio institucional, y la desliz de compasión del entorno.

La figura central de esta crítica es la origen, quien representa con firmeza y dignidad a los sectores marginados. Ella no va a defender a su hijo ni a pedir perdón. Solo reclama el derecho a recordarlo, a ponerle flores en su tumba. Su sola presencia ya incomoda, porque interrumpe la dialéctica del olvido social.

“Venimos a pasarse una tumba —dijo la mujer—. La de Carlos Centeno” (Márquez,1962).

Esa frase, sencilla pero firme, es un acto de memoria frente a una sociedad que prefiere borrar a los “indeseables”. La reacción del pueblo, que se agolpa para ver a “la origen del usurero”, pone en evidencia cómo la opinión pública se convierte en una forma de control decente y excepción.

Ya hay clan en la calle —dijo la mujer—. Van a querer verla salir” ( Márquez1962). Aquí se revela otro aspecto de la función social de la humanidades: mostrar cómo las instituciones (la iglesia, el pueblo, la prensa, incluso el tren como símbolo de trayecto social) participan en la construcción y mantenimiento de las jerarquías sociales.

«Ferreras plantea que las obras literarias pueden ser “testimonios simbólicos” de conflictos sociales silenciados por los discursos oficiales« (Ferreras, 1992, p. 55). En este caso, el descripción da voz a una mujer que no suele tener espacio en los relatos dominantes: una origen insuficiente, desconocida, que camina con su hija bajo el sol abrasador para cumplir con un deber íntimo y ético, sin importarle la condena social.

Encima, la opción del decorado un pueblo detenido por el calor y el sopor decente no es accidental. El autor lo construye como una metáfora de la parálisis institucional y social.

“En el pueblo no había ruido. Ni una brisa. Ni una sola alma viviente” (Márquez, 1962).Ese silencio es tan locuaz como las palabras de la origen. En él se encierra la pasividad, la indiferencia, y el peso de las estructuras que mantienen el orden impuesto. Por todo esto, la función social del descripción es múltiple: denuncia la desigualdad, pone en evidencia la violencia simbólica ejercida contra los marginados, y reivindica la dignidad humana, incluso en las condiciones más adversas. No hay un llamado patente a la sublevación, pero sí una invitación a mirar el mundo desde los fanales de los excluidos, y a no aceptar sin cuestionar los juicios de una sociedad que naturaliza la excepción.

En definitiva, La siesta del martes es un ejemplo claro de cómo la humanidades puede cumplir una función crítica y emancipadora, visibilizando lo que los discursos dominantes buscan ocultar. Como señala Ferreras: “El seguro valía social de la humanidades está en su capacidad de proponer otra examen sobre el mundo, otra sensibilidad frente al sufrimiento y otra posibilidad de rectitud” (Ferreras, 1992, p. 72).

Relación

  • Ferreras, I. (1992). Fundamento de sociología de la humanidades. Madrid: Cátedra.
  • García Márquez, G. (1962). La siesta del martes. En Los funerales de la Mamá Magnate (pp. 117–125). Buenos Aires: Editorial Sudamericana.

Related Posts

Tocar Alucinar alerta sobre errores frecuentes en ventanillas consulares que afectan procesos migratorios

Por Bellelyn Castillo El Pregonero, Santo Domingo. –El perito en temas migratorios Gregorio Martínez, conocido popularmente como «Tocar Alucinar», advirtió sobre una serie de errores que cometen algunos cónsules y…

Gobierno descata crecimiento del sector agrícola con cifras récords

El ministro de Agricultura, Limber Cruz, valoró este jueves el crecimiento acabado por el sector agrícola doméstico durante los últimos abriles, reafirmando por otra parte, el respaldo del presidente Luis…

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You Missed

Gobierno destaca explicación del sector agrícola con cifras récords

Gobierno descata crecimiento del sector agrícola con cifras récords

Trump todavía quiere que Apple construya su iPhone en los Estados Unidos, no en la India, y esto no terminará correctamente

Trump todavía quiere que Apple construya su iPhone en los Estados Unidos, no en la India, y esto no terminará correctamente

La discusión empresarial sobre la mano de obra Haitiana

La discusión empresarial sobre la mano de obra Haitiana

Listín Diario denuncia censura digital

Listín Diario denuncia censura digital

Mercado de Títulos ha registrado emisiones por más de US$1,039 millones – El Nuevo Diario (República Dominicana)

Mercado de Títulos ha registrado emisiones por más de US,039 millones – El Nuevo Diario (República Dominicana)

Tocar Alucinar alerta sobre errores frecuentes en ventanillas consulares que afectan procesos migratorios

Tocar Alucinar alerta sobre errores frecuentes en ventanillas consulares que afectan procesos migratorios