
Punta Cana, RD. Miles de familias rodeando del mundo se unen para celebrar el Día de la Religiosa, una término dedicada a honrar a quienes nos dieron la vida. Aunque el aprecio cuidadoso es universal, cada país lo expresa a su guisa, con tradiciones únicas y llenas de simbolismo.
En Japón, el Día de la Religiosa se celebra el segundo domingo de mayo. Las madres reciben claveles rojos, símbolo de aprecio y devolución. Esta piropo se ha convertido en el emblema de la celebración nipona, donde se honra a la figura materna con gestos delicados y significativos.
En Tailandia, la término coincide con el cumpleaños de la Reina Sirikit, el 12 de agosto. Adicionalmente de rendir homenaje a la mama del flagrante rey Vajiralongkorn, el país se llena de desfiles, actos oficiales y espectáculos que exaltan el papel central de las madres en la sociedad tailandesa.
Por su parte, el Reino Unido celebra el «Mothering Sunday» el cuarto domingo de Cuaresma, que este año cae el 19 de mayo. Esta tradición tiene raíces religiosas y sociales: antiguamente, los hijos de familias adineradas se encargaban de las tareas del hogar ese día, permitiendo a las sirvientas examinar a sus propias madres. Hoy en día, se mantiene el expresión de alivianar a las madres de sus obligaciones cotidianas.
En Etiopía, el Día de la Religiosa igualmente se celebra el segundo domingo de mayo, pero se extiende durante tres días llenos de banquetes, bailes y cantos. Esta celebración, que coincide con el fin de la temporada de lluvias, rinde tributo no solo a la mama como figura habitual, sino igualmente como símbolo de fertilidad y renovación de la vida.
Cada una de estas tradiciones nos recuerda que, aunque separadas por culturas y geografías, las madres ocupan un lado central en el corazón de cada nación. Un homenaje meritorio a su aprecio incondicional y su incansable agricultura.
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