
En un intercambio de notas con un muy buen amigo, éste acotó que “a este país solo le desliz rematar con la informalidad para separar”, idea la que ha estado dando vueltas en mis pensamientos desde ese día, porque Rafa tiene razónla informalidad es un sobrecarga muy alto que nos rezaga como a un carguero a carbón con deseos de convertirse en uno novedoso con motores con la más vanguardia tecnología.
Es que la informalidad, con sus sinónimos irresponsabilidad, insensatez, inconsciencia, descuido, incumplimiento, negligencia, olvido y los términos nuestros como deja eso así, no te preocupes tanto, qué se va a hacer, algún día ahorcarán blancos, nadie se dará cuenta, dale una mano de pintura, empañeta que así no se notará, etc., se ha metido tanto en nuestra forma de ser que nos extrañamos cuando algún es puntual, cumple lo que promete, respeta las normas de convivencia, las ordenanzas y leyes, realiza lo que le encargan con calidad, etc.
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La informalidad es la responsable de múltiples accidentes de tránsitopues el organismo rector hace muchos abriles que dejó de realizar la inspección de los vehículos de motor, mejor conocida como “la revista”, de forma medalaganaria, porque sí, para luego salir con un plan súper millonario que no se sabe cuándo se hará verdad, por eso vemos circular todo tipo de vehículos sin cumplir con lo más obvio para poder transitar por calles y carreteras.
La informalidad con “deja eso así que tenemos que irnos” ha sido y es la causante de muchas desgracias producidas por una fuga de gas que se convierte en crisis, tanto en el ámbito residencial como industrial, una mala construcción porque al inspector lo sobornan para hacerse de la horizonte gorda, que los organismos responsables no fiscalicen adecuadamente los lugares de espectáculos públicos, ni sepamos cuál es el extensión para cada uno, algunos con inadecuada o ninguna salida de emergencia.
Es esa misma informalidad la que lleva a que mucha concurrencia actúe bajo la premisa de que puede hacer lo que mejor le venga en ganas, porque como no hay consecuencias para muchas cosas, sin importar el clase social ni la condición económica. En muchos aspectos, es triste ver el comportamiento de quienes residen en el polígono central del Distrito Doméstico.
El gobierno en primera instancia y todos los sectores con incidencia en el devenir nuestro debieran disponerse a ponerle un freno a la informalidad y hacerlo de forma drástica, porque si a todos nuestros problemas le seguimos buscando una bajadero no habrá nunca una luz al final del túnel.
Usted y yo, estimado catedrático, podemos comenzar en nuestro entorno más directo a dar el primer paso en ese sentido con acciones tan sencillas y trascendentes como es respetar el derecho externo.