
La copia, acullá de ser una gracia, es una tortura para todos los que viven en las inmediaciones de la calle Moca con Aníbal de Espinosa (Villas Agrícolas) porque desde que caen unas buenas gotas de agua las calles se ven surcadas por una falta cerúleo petróleo de fétido olor que es mezcla de vertedero con residuos industriales.
Los residentes ya no saben qué hacer porque, adicionalmente, esa es el agua que reciben los lunes y viernes de las tuberías: aunque el agua llega cristalina, se tiñe en segundos como si se contaminara mínimo más salir.
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Las denuncias han sido reiteradas en este y otros medios de comunicación pero, al parecer, la clan de la Corporación del Canal y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) tiene la piel tan curtida de estar al sol que ni se inmuta: van, allantan y no resuelven mínimo.
Quien ve y huele el agua que llega a Villas Agrícolas no logra entender cómo los moradores de esa gran barrio han aguantado más de un año tolerando la situación porque, adicionalmente, deben sortear las consecuencias de lo que esto implica: desde las enfermedades hasta el costo de comprar agua limpia.
El Gobierno, que tanto se ufana de tener planes para la clan, debería comenzar por lo más simple: sufrir agua clara y limpia a los barrios. Villas Agrícolas lo demora.