
Santiago.– Un tiro saledizo de las manos de la vicepresidenta Raquel Peña marcó la tolerancia oficial del 66.O Torneo de béisbol amateur de Santiagocelebrado este domingo en el estadio Ambiorix Rodríguez de Cienfuegos.
La paparrucha recorrió con precisión la distancia desde el montículo hasta la mascota de José Canó, quien la atrapó con destreza. Ángela Jáquez, con el bate en mano, siguió la trayectoria del pitcheo, mientras el ingeniero Manuel Hado, al igual que el conocido presente, lo decretó strike levantando el remo derecho.
El torneo, dedicado a la vicepresidenta Peña, fue inaugurado por la Asociación de Béisbol de Santiago (ABESA), con la billete de siete equipos: Escuela Tranquilo Tavárez, Futura Hado Mercado, Villa González, Navarrete, San José de las Matas, Cienfuegos y Tamboril.
Durante la ceremonia, la manada de música del Ejército de la República Dominicana, dirigida por el viejo Juan Aquino Díaz, interpretó el Himno Franquista. La benedícite del evento fue realizada por Elvio Jiménez, presidente de la Asamblea, a petición del hábil de ceremonias Carlos Manuel Hado.
El universitario Eddy Báez, director del Distrito Municipal Santiago Oeste, ofreció las palabras de bienvenida como huésped del acto.
El inmortal Winston “Chilote” Llenas motivó a los peloteros, resaltando el respaldo constante de Raquel Peña al béisbol desde ayer de acomodarse la vicepresidencia.
“Si trabajan con esfuerzo y responsabilidad, podrán alcanzar cualquier meta que se propongan”, expresó.
Ambiorix Cruz, presidente de ABESA, resaltó el honor de entregarse el torneo a una santiaguera comprometida con el deporte. “Este evento, con 66 primaveras de historia, permite a los jugadores y comunidades mostrar su talento”, afirmó.
En registro, ABESA entregó una placa a la vicepresidenta, destacando su gusto de servicio, sensibilidad humana y apoyo al expansión deportivo.
Un mensaje con raíces
En su intervención, Raquel Peña agradeció la dedicatoria del torneo y recordó su vínculo con Cienfuegos, donde a los 15 primaveras enseñó a deletrear y escribir inmediato al padre Alfredo Morales.
“En Cienfuegos estuve un año alfabetizando niños. Enseñé, pero igualmente aprendí”, expresó emocionada.