

Gran Teatro del Cibao
SANTIAGO DE LOS CABALLEROS.- El gran Teatro del Cibao cumplirá en agosto próximo treinta primaveras de fundado. Fue inaugurado específicamente el 16 de agosto de 1995 por su mandatario y entonces presidente de la república, Dr. Joaquín Balaguer.
Considerada la segunda sala teatral de maduro prestigio de la República Dominicana, cuando se anunció su construcción, aún lo retentiva, fueron muchas las voces que se levantaron para oponerse a esta. Se alegaba que era inconcebible volver casi cien millones de pesos en la creación de un centro primoroso en un país en el que faltaban aulas en las escuelas y medicinas en los hospitales.

Y que, en vez de desgastar ese patrimonio en un majestuoso teatro, era preferible invertirlo en la construcción de nuevas escuelas o en la operación de medicamentos y equipos médicos para nuestros hospitales. Yo, por el contrario, nunca lo entendí así; y, en tal virtud, defendí ciegamente el plan.
Y lo apoyé por dos razones:
Primero, porque estaba seguro de que si el teatro no se construía, los hospitales continuarían sin medicinas y las escuelas sin aulas; razón por la cual, yo prefería ver convertido en efectividad el teatro y no el monto de su inversión en los bolsillos de dos o tres funcionarios o dirigentes del Partido Reformista. Por esa razón, no cesaba de proclamar de modo enfática: «Déjenme mi teatro.»
Segundo, porque soñaba y creía ingenuamente que una vez establecido el Gran Teatro del Cibao, Santiago y la región cibaeña contarían con una auténtica sala de arte en la que de modo permanente se desarrollaría un software de actividades que comprendería la puesta en terreno de grandes obras teatrales, impresionantes conciertos sinfónicos y de intérpretes famosos, nacionales e internacionales, espectáculos de ballet, tanto clásico como contemporáneo, exposiciones pictóricas y de otras muestras artísticas.

En fin, pensé que el Gran Teatro del Cibao habría de convertirse en el espacio idóneo para la realización de cuantas actividades contribuirían a la promoción de la educación, el arte y la civilización, entre las que, entre otras, no podrían evitar las ferias de libros. Un espacio en el que solo las expresiones exclusivamente artísticas y culturales tendrían cabida.
Pero amargamente debo indagar que fallé en mi pronóstico.
En los primaveras primeros de su fundación, en el Gran Teatro del Cibao todo parecía que iba operando concorde con la naturaleza de un templo del arte; mas, de repente, todo empezó a cambiar.
En su radio externa, anualmente la Cámara de Comercio y Producción de Santiago organizaba su famosa feria de promoción comercial mejor conocida como Expo Cibao, una feria multisectorial cuyos mercantiles propósitos distan mucho de lo primoroso.
Y todos los primaveras, hasta data, la Asociación Franquista de Agencias Distribuidoras de Vehículos (ANADIVE) y la Asociación de Dealers del Cibao utilizan el mismo espacio para exhibir y promover la traspaso de vehículos.
Abandono
En cuanto al explicación sostenido y permanente de un software de actividades de suscripción calidad artística, puede reafirmarse que brilla por su partida.
Como vivimos en una sociedad y en una posmodernidad en la que todo lo irregular se defiende, justifica y percibe regular, no me extraña si al estudiar estas notas cierto, con embustero y sofístico acento, diga que cero tiene de malo y criticable la maña de utilizar los jardines de un centro primoroso de detención nivel para exhibir, promover y entregar vehículos.
De suceder así, a mí no quedaría más que ripostar afirmando en forma convencida y persuasivo: «Exhibir, promover y entregar vehículos en el radio del Gran Teatro del Cibao o de cualquier otro centro de igual naturaleza, es simple y llanamente una vergüenza doméstico…». Y así lo considero, por cuanto pone de manifestó el aldeanismo y subdesarrollo cultural del pueblo dominicano.
Ya me imagino una feria vehicular en artísticos centros mundiales tan famosos como el Teatro de la Scala de Milán (Italia), el Teatro Franquista de Múnich (Alemania), el Palacio de Bellas Artes(México), El Palacio de las Artes (Valencia), Gran Teatro del Sociedad (Barcelona) y Teatro Colón (Argentina), entre otros.
Ni pensarlo…
JPM
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