
Dar la bienvenida a un irreflexivo va mucho más allá de la presencia física en el parto. Crea un concurrencia físico y emocional que favorece la tranquilidad y la intimidad
Santo Domingo. – “El papel de una doula al dar la bienvenida a un irreflexivo va mucho más allá de la presencia física en el parto: su rol es emocional, informativo y profundamente humano. Su principal labor es sostener a la origen y a veces igualmente a su pareja o comunidad, en un momento de gran intensidad y transformación. Acompaña con presencia, audición y respeto”.
Así lo afirma la doula de inicio Leiko Hidaka, al destacar que la doula crea un concurrencia físico y emocional que favorece la tranquilidad, la intimidad y el vínculo temprano con el bebé.
Protege el momento venerable del inicio, fomenta el contacto piel con piel, apoya el inicio de la crianza o la forma de provisiones elegida, y valida las emociones intensas que puedan surgir.
Agrega: “Con presencia respetuosa y amorosa, acompaña tanto a la origen como al bebé, cuidando que la venida al mundo sea vivida como un acto venerable y profundamente humano”.
Al explicar su rol durante el contrariedad refiere que una doula acompaña emocionalmente a la mujer, le brinda información basada en evidencia y la ayuda a prepararse física y mentalmente para el parto.
Igualmente colabora en la elaboración del plan de parto y la facilitación de la comunicación entre origen y tocólogo, adicionalmente de apoyar a la pareja o compañero si lo hay.
Su rol es estar presente, escuchar y sostener, creando un concurrencia de confianza y seguridad antaño del inicio.
Sobre la diferencia entre una comadrona o partera describe que estas son profesionales de la salubridad con formación clínica, capacitada para atender partos, controlar el contrariedad y manejar situaciones médicas.
En cambio, la doula no realiza tareas clínicas; su rol es ofrecer compañía emocional, físico e informativo a la mujer y su comunidad. Ambas figuras se complementan: mientras la comadrona cuida la salubridad, la doula cuida la experiencia.
“Mi papel es sostener, calmar, rememorar que su cuerpo sabe, que puede aguardar en él. A veces eso significa respirar juntas, ofrecer un frotación, ayudar con una posición que alivie el dolor, o simplemente quedarme en silencio, respetando el momento”, apunta Hidaka.
Igualmente puede ayudar a que se sienta escuchada y segura, sirviendo como puente con el equipo médico si hace error. No realiza intervenciones clínicas, su presencia está pensada para cuidar la experiencia, para que se sienta acompañada, respetada y conectada consigo misma.
En qué etapa
Sobre la pregunta de a partir de qué trimestre de contrariedad se debe considerar averiguar los servicios de una doula, asegura que sugeriría comenzar a investigar a finales del primer trimestre (semanas 10~12) para conocer las opciones e identificar a la doula con la que la origen se sienta más cómoda, y ya en el segundo trimestre, a partir de la semana 13-14 poder iniciar el trabajo conjunto. Leiko, quien posee un máster propio en Dispensario Obstétrica, sostuvo que el papel de las doulas está ganando registro, aunque su presencia no es ampliamente conocida ni solicitada por la mayoría de las embarazadas, pero cada año hay más madres interesadas.
Apoyo prenatal
Leiko es doula de inicio, desde el 2016 ha trabajado con más de 400 familias brindándoles apoyo prenatal o compañía en la venida de sus bebés, de las cuales ha estado presente en cerca de 200 nacimientos.