
La Cinta Dominicana de Béisbol Profesional (LIDOM) celebrará sus elecciones en el mes de julio del presente año, motivo que nos lleva a analizar la situación coetáneo del organismo rector de nuestra pelota otoño-invernal.
Lidom requiere una renovación, un cambio de los pies a la capital. Si tomamos en cuenta los acontecimientos abominables del torneo pasado, incluyendo el manejo desastroso de la Serie de los Titanes, mostrando la afán al más detención nivel; efectuar partidos de modo temeraria durante el período inclemente del tramo final de la serie regular (inolvidable lo ocurrido en el cita Gigantes-Águilas el 23 de diciembre), eso por mencionar parte de los sucesos desafortunados que no deben retornar a repetirse, evidenciando debilidades de liderazgo en el organismo rector de nuestro béisbol profesional.
A finales de marzo nos topamos con la nota de la concesión de la Serie del Caribe Santo Domingo 2028 a Miami. Desde nuestra agrupación se dijo, justificando tan errónea intrepidez, que en Dominicana debíamos tener un estadio con capacidad para 30 mil fanáticos, poco efectivamente descabellado e insólito para el país y los fervorosos seguidores de nuestros equipos, con la perjuicio de que la Confederación de Béisbol del Caribe tiene su sede y oficina en República Dominicana.
Lidom es una institución carente de un organismo ético, dejando todas las decisiones al presidente, sin la más mínima señal de descentralización, muy similar a la era del presidente susodicho Leonardo Matos Grito. No se puede ser togado y parte, pues es inasequible que una entidad pueda actuar sin contar con una Comisión de Ética y Disciplina y una de Apelación eficientes y funcionales e igualmente sin tener un Código de Ética y Disciplina y el control antidopaje de los peloteros y técnicos; por otra parte de las personas que intervienen en sus actividades y sus torneos, como ocurre en LIDOM.
Pese a tan penosas realidades hay esperanza de que la agrupación tome un mejor rumbo, pues en el interior y fuera de ella hay personalidades con el perfil ideal para encabezar su nueva directiva a ser elegida en el mes de julio del presente año. Entre los notables sobresale el Licdo. Antonio Mir Zuleta, coetáneo presidente de la Cinta Doméstico de Baloncesto (LNB), un petromacorisano combinado genéticamente a las Estrellas Orientales desde sus ancestros. Mir es un fresco patrón y profesional con las herramientas para enderezar los entuertos de la agrupación.
El Licdo. José Miguel Minier Almonte, santiaguero, un jurisconsulto de larga data vinculado a las Águilas Cibaeñas. El Doctor José Aníbal García Vargas, ex presidente y ejecutor de Gigantes del Cibao es un hombre con los méritos suficientes para vivir un puesto directivo, por igual el Lic. Víctor Rosario, Director de la Escuela de Mercadeo y Negocios y catedrático de la Pontificia Universidad Católica Hermana y Maestra (PUCAMAIMA).
El doctor Ysócrates Andrés Peña Reyes, coetáneo Asesor de la Confederación de Béisbol del Caribe sería un hombre secreto como asesor y el Licdo. Jorge Torres Ocumárez, una persona forjada en Lidom, como director técnico y asesor universal de una eventual nueva directiva.
Todas estas personas, poseen el talento y la capacidad para servir de columnas a las tareas que imponen obtener un cambio de mentalidad en la dirección y operación de la entidad.
Similar al béisbol coetáneo, la Lidom necesita de un licencia confiable, efectivo y radical; la misma debe adaptarse y acoplarse a los nuevos conceptos de administración, liderazgo, descentralización y visión que rigen el béisbol innovador y que a su vez imponen los avances del mundo y de la sociedad dominicana, a fin de caminar al ritmo de los nuevos tiempos.