

Maros Sefcovic
BRUSELAS.- La Comisión Europea ha anunciado este jueves que denunciará frente a la Ordenamiento Mundial del Comercio (OMC) los aranceles masivos impuestos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a todas las importaciones extranjeras, incluidas las de la Unión Europea; al tiempo que ha hecho pública su propuesta para una segunda ronda de represalias con la que hipotecar productos estadounidenses por valía de cerca de 100.000 millones de euros.
Bruselas insiste en que la «prioridad» sigue siendo un acuerdo división con la Oficina Trump que evite activar tanto esta segunda ronda –que no estará en todo caso finalizada ayer de finales de junio o primeros de julio– como la primera tanda, diseñada en respuesta a los aranceles al puñal y al aluminio y que se suspendió en abril por un periodo de 90 días como seña de voluntad de acuerdo con la Casa Blanca.
El nuevo catálogo de productos estadounidenses que los servicios comunitarios plantea hipotecar afectará a una amplia grado de importaciones por valía de 95.000 millones de euros, desde productos industriales –incluido el automóvil o los aviones de Boeing– hasta agrícolas; pero añade además el impacto de posibles restricciones a la exportación de chatarra y productos químicos europeos por valía de 4.400 millones de euros.
Con todo, se tráfico de una escalón muy prematura en la que Bruselas somete a consulta pública las referencias identificadas para conocer la opinión de los sectores que los utilizan sobre cuál sería su impacto en el día a día y si podrían encontrar alternativas adecuadas en otros mercados, según explican fuentes comunitarias.
La propuesta no supone que se gravarán todos ellos si fracasan las negociaciones para la paz arancelaria y se adoptan las represalias, siquiera detalla los porcentajes de arbitrio que aplicarían a cada industria. Sí acota la variada grado de productos en los que piensa la UE, incluido el bourbon que sacó de la primera inventario por presiones de países como Francia, pero sigue dejando fuera sectores sensibles como el farmacéutico, contra el que Estados Unidos no ha actuado aún y que la UE quiere proteger.
Fuentes comunitarias precisaron que los servicios digitales siquiera forman parte de los sectores golpeados, aunque esta opción «sigue sobre la mesa» si persiste la cruzada arancelaria.
Es la respuesta diseñada para objetar tanto al 20% de los aranceles indiscriminados que Estados Unidos impone a todas las importaciones europeas (temporalmente rebajado al 10%) como al 25% con el que gravan las importaciones de coches y piezas de automóvil con origen en la UE. Una vez finalizado el periodo de consulta pública el 10 de junio, los servicios comunitarios analizarán la información recibida y se decidirá si avanzar en la formalización del paquete para su acogida.
CONSULTAS EN LA OMC PESE A LA TREGUA
El comisario de Comercio y Seguridad Económica y negociador de la UE, Maros Sefcovic, ha asegurado que el pedrusco «sigue plenamente comprometido» tanto a nivel político como técnico con Washington para encontrar una alternativa a la crisis arancelaria, pero ha dejado claro que no aceptarán un acuerdo «a cualquier precio» y por ello la UE sigue delante con la preparación de su respuesta.
La formalización de la demanda frente a la OMC llevará aún «algunas semanas», según han precisado fuentes comunitarias. El primer paso del proceso será solicitar frente a el entraña multilateral la comprensión de consultas con Estados Unidos y se hará sin esperar a que expire la tregua que mantiene en el cajón una primera tanda de aranceles de un 25% sobre un masa de compras a Estados Unidos por valía de casi 21.000 millones de euros.
Sefcovic, que acento en nombre de los 27 en materia comercial, avisó el pasado lunes en una comparecencia frente a el Parlamento Europeo que las relaciones con Estados Unidos enfrentan «fuertes vientos en contra» y aseguró que la UE no se mantendrá «de brazos cruzados» frente a la ataque arancelaria.
Aunque apostó por el diálogo, el comisario además alertó de que Trump mantiene aranceles en vigor de entre un 10% y un 25% sobre el 70% de las importaciones europeas, pese a sobrevenir anunciado una tregua a la que la UE respondió con la suspensión de sus contramedidas.
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