El autor es antropólogo. Reside en Nueva York.

En esta misma semana, la senadora republicana por el Estado de Alaska, Mújol Murkowski, celebró uno de esos encuentros conocidos como “town antesala”, en los que los congresistas se reúnen con miembros de la comunidad que representan para escuchar de ellos sus inquietudes y propuestas.

Esta senadora, aunque sostiene posiciones  esencialmente conservadoras, en toda su carrera se ha caracterizado por su moderación frente a muchos temas, lo que ha permitido que haya impulsado muchas iniciativas bipartidistas inmediato al Partido Demócrata; iniciativas en la que los intereses de la sociedad norteamericana han prevalecido sobre intereses partidarios.

En la reunión citada, uno de los participantes preguntó a la senadora Murkouski sobre quién representaba a las personas que están asustadas con todo lo que está pasando en el país, citando como motivo del temor, entre otros,  las amenazas del Unidad de Eficiencia Estatal (DOGE por sus siglas en inglés) que se traducirían en pérdida de beneficios sociales (pensión de la seguridad social, medicaid, medicare, OTC, sección 8, cupones de alimentos) no solo para la población más endeble, sino incluso para una parte importante de personas de clase media en época de retiro.

Además han sido citados el temor de personas con residencia lícito y hasta de ciudadanos por arranque que han sido acosados y detenidos por agentes de migración; el temor de personas que han perdido sus ahorros privados (401K) invertidos en fondos de inversiones, conveniente a la inestabilidad de la bolsa de títulos; el temor de instituciones educativas y de otra naturaleza, como la Universidad de Harvard, que son presionadas para que abandonen su independencia y se sometan a la voluntad del presidente; entre muchas otras situaciones.

A esa tan pertinente pregunta formulada a la senadora Murkowski, que expresaba el temor generalizado que siente una gran parte de la población, sin importar por quién había votado en las elecciones del año pasado,  la senadora citada contestó con la expresión: “Todos tenemos miedo”; lo cual retrata la complicada situación por la que atraviesan muchos congresistas del Partido Republicano, quienes reconocen el daño que le está haciendo el Presidente Trump a la sociedad norteamericana; pero que no se atreven a enfrentarlo, conveniente a  diferentes razones, entre ellas el temor a que el presidente apoye un contrincante en las primarias del próximo año, como ha amenazado.

Movimiento cívico

Frente a esta situación, tal como ha señalado el influyente articulista del New York Times David Brooks en el software “Brooks and Capehart”, que se transmite en el canal PBS, se impone la conformación de un poderoso movimiento cívico, mediante la elaboración y difusión de un mensaje que aglutine a todos los actores que perciben la amenaza a las instituciones legales y democráticas de este país, evitando mensajes que dividan a este movimiento y propiciando, en cambio, la división de la saco social y política del presidente Trump.

En meta, la fortaleza de este movimiento cívico podría alcanzar tal magnitud que influiría en que gran parte de los congresistas republicanos empiecen a perder el temor de que el presidente apoye un contrincante en las primarias del año que viene y que hasta prefieran, como ya ocurre con el caso de Elon Musk, no aceptar su apoyo, por el temor a que se les asocie a las políticas impopulares del presidente.

Como corolario, todo lo mencionado se traduciría en que la presente oficina (Trump 2.0) no pueda evitar la característica de «pato cojo» y que sea derrotada la tendencia autoritaria que promueven las fuerzas conservadoras mediante el plan 2025.

Jehová lo quiera.

Jpm-am