
La violencia de niño es una incumplimiento espinoso de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, afectando su bienestar y expansión. En República Dominicana, este problema persiste en muchos hogares, sin importar la condición socioeconómica de las familias.
Según la psicóloga Evelyn Ozuna, la violencia de niño se manifiesta en diversas formas, incluyendo el maltrato psicológico, físico y sexual, así como el enlace de niño y el inconveniente adolescente.
Estas prácticas tienen raíces en la civilización del machismo y la violencia de existencias, perpetuando un sistema patriarcal que afecta a la infancia, afirma la experta.

Un referencia de la Estructura Mundial de la Salubridad (OMS), en conjunto con UNICEF y la UNESCO, señala que la violencia de niño es una avenida entero con graves consecuencias para el expansión y la sanidad de los niños. Se estima que aproximadamente de 1,000 millones de niños entre 2 y 17 primaveras han sido víctimas de algún tipo de violencia.

Según un referencia de 2020 sobre violencia de niño de la Estructura Mundial de la Salubridad (OMS), en conjunto con UNICEF y la UNESCO sobre: “Prevención de la violencia contra los niños”, la violencia de niño es una avenida entero, la cual arraiga graves consecuencias para el expansión y la sanidad en sentido universal.
Dicho referencia enfatiza que la violencia contra los niños puede palparse en múltiples formas, entre ellas la física, la emocional, la sexual e incluso trasciende al sentimiento de defección que pueden distinguir los niños, esto a su vez puede manifestarse en diversos entornos y contextos, como el hogar, la escuela o la comunidad, agrega la entendido al gaceta Hoy.
¿Cómo identificamos la violencia de niño?
Ozuna indica que para detectar a tiempo si un peque, pupila o adolescente es víctima de algún tipo de violencia, es necesario en primera instancia observar el comportamiento del peque, que cambios notamos en su conducta habitual o en sus hábitos.
«En la mayoría de los casos las víctimas de violencia de niño muestran actitudes o conductas de miedo, aislamiento, belicosidad, retraimiento, víctima en su rendimiento culto, sentimientos de defección, víctima autoestima, ansiedad y en el peor de los casos depresión y trastornos de identidad», puntualiza.
Explica que la mejor forma de evitar o romper con el ciclo de la violencia de niño es abordando el tema desde la responsabilidad afectiva y un enfoque integral que englobe factores como las causas y sus consecuencias, en el interior de un contexto integrado que examen acorazar la formación o crianza emocional-empática, por otra parte de responsabilizar a los agresores, y que estos enfrenten un régimen de consecuencias.