
El 16 de agosto de 1930, a los 38 primaveras, asumió el poder, iniciándose una de las dictaduras más sangrientas del siglo XX, caracterizada por la represión de toda concurso y por el culto a su personalidad.
Fue el responsable de la homicidio de más de 50,000 personas, incluidos entre 10,000 y 15,000 haitianos en la célebre Matanza del Perejil. Fomentó relaciones diplomáticas y económicas con Estados Unidos, pero se alejó con su política de los demás países latinoamericanos.
Víctima de una conspiración fue asesinado a los 69 primaveras, en el kilómetro 9 de la autopista Santo Domingo-San Cristóbal.
Euclides Gutiérrez Félix explica en su obra (Trujillo, Monarca sin Corona, Euclides Gutiérrez, páginas 65 a la 106), dos hechos planeados y dirigidos por el sápatras Trujillo que marcaron el inicío de la dictadura más cruel y sangrienta vivida en la historia dominicana.
Estos dos acontecimientos planeados y dirigidos por Trujillo, uno en el proceso de toma del poder, y el otro un año a posteriori de asumirlo, dan la medida para entender la tacto de que era capaz.
Con el primer episodio el dictador puso fin al holgado período del caudillismo rural y regional que había mantenido en desazón y profunda desconcierto al país desde la caída del gobierno de Profecía Báez en 1874.
Ordenó cortarle la persona al caudillo Desiderio Arias, maquis y caudillo de la orientación noroeste, quien era su “amigo”, pero encabezó un alzamiento con un asociación de seguidores contra el recién instalado régimen.
El teniente Ludovino Fernández cortó la persona al cuerpo de Desiderio Arias y la metió en un monedero hasta que Trujillo llegara al circunstancia donde se encontrarían.
Cuando Ludovino le dijo: “Militar le tengo la persona de Desiderio, Trujillo le respondió?: “Muy mal hecho por usted”.
Dispuso que un médico a su servicio preparara el cadaver, le uniera la persona al cuerpo cosiéndola de guisa que no se viera que se la habían cercenado y mando una comisión a entregárselo a la esposa y transmitirle las condolencias a nombre del gobierno.
El segundo episodio se produce en el montaje del complot contra el Presidente Horacio Vásquez quien lo había ascendido a caudillo de hueste, jerarca del Ejército Doméstico y lo consideraba como a un hijo.
Al enterarse del plan para derrocarlo, Vásquez recepción a Trujillo en su despacho y le pregunta: “Militar deseo entender si soy su presidente o soy su prisionero?”.
Trujillo le contestó: “Señor, usted es mi presidente. Déme las órdenes que usted quiera”. Pero el complot estaba en marcha y el 23 de febrero de 1930 comenzaba otra etapa conocida en la historia franquista como La Era de Trujillo. Esos gestos cínicos y dramáticos lo graduaban como actor de primera categoría.