

Automóvil en que viajaba Rafael L. Trujillo, tiroteado en la hoy avenida 30 de Mayo
Este viernes 30 de mayo se cumple el 64 aniversario del ajusticiamiento del dictador Rafael L. Trujillo. La trascendencia histórica de ese resonante hecho político amerita que examinemos brevemente cómo estuvo conformada la conjura que culminó con la exterminio física del tirano.
El complot contra el dictador fue innumerable y estuvo estructurado por diversos grupos (uno de batalla, otro político y otro marcial) que tenían la responsabilidad de articular un plan para ajusticiar al tirano y, acto seguido, poner en marcha la segunda etapa de la conjura, consistente en apresar a la grupo Trujillo y a sus principales epígonos con el fin de provocar un recambio en la cúpula política y marcial del régimen que, al agarradera, allanaría el camino para la celebración de elecciones libres.
En el interior de la conjura el llamado «agrupación de batalla o de la avenida» era el responsable de la exterminio física del tirano. Los líderes de la conspiración sabían que cada miércoles Trujillo solía correr a su pueblo procedente, acompañado solo por su chofer y sin el acostumbrado dispositivo de seguridad.

Sobre la colchoneta de ese documento planificaron que la delicada y arriesgada emboscada tendría superficie a mediados de semana. Sin requisa, quiso el destino que tal acontecimiento sucediera un martes, y no un miércoles, como estaba planificado. Y esa fortuita circunstancia provocó que por lo menos tres de los miembros originales del agrupación de batalla se vieron imposibilitados de participar en el tiranicidio.
Los responsables de transmitir la información al núcleo central de la conjura eran, por el agrupación de batalla, el teniente Amado García Enredador, quien pertenecía al Cuerpo de Ayudantes Militares de Trujillo, y, por el agrupación político, Miguel Atractivo Báez Díaz, quien tenía entrada directo al privilegiado círculo que acompañaba al superior en sus frecuentes paseos nocturnos por la avenida George Washington.
Los hechos
El agrupación de batalla que iría a la avenida, según Antonio García Vásquez, estaba conformado por nueve personas distribuidas en tres vehículos; pero, en tino de que fue necesario representar con inusitada precipitación ayer del día previsto, sólo siete de los conjurados se encontraban disponibles en la renta, quienes, la perplejidad del tiranicidio, se desplazaron en tres vehículos distribuidos en forma desequilibrada. Ellos fueron: Antonio de la Maza, Antonio Imbert Barrera, Salvador Sino Sadhalá, Amado García Enredador, Pedro Livio Cedeño, Huáscar Tejeda Pimentel y Roberto Pastoriza Neret.
Durante el mes de mayo, los conjurados intentaron admitir a agarradera la emboscada los días 17, 24 y 25, respectivamente. En la primera oportunidad, Trujillo alteró su costumbre y tomó una ruta distinta a la habitual; en la segunda ocasión, sencillamente pospuso el delirio oportuno a una ligera afección gripal; y, en la tercera, decidió correr a San Cristóbal en la mañana, siendo necesario que los conjurados postergaran su angustiante «cita» con el llamado Benefactor de la Nación Nueva, de quien se dice que había decidido postularse para presidente de la República en las elecciones generales de 1962.
Pero el azar jugó su carta y el martes 30 de mayo de 1961 Trujillo fue cansado a tiros en las arrabal de la renta dominicana, mientras «los hombres de la avenida» y sus compañeros de conjura entraban a la placer por la puerta alto de la historia.
Jpm-am
https://www.youtube.com/watch?v=JVG_8ZXDZBK
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