
Si no hay mayores sanciones penales contra la mentira, la difamación y la injuria, seguiremos cayendo en el chantaje mediático de unos cuantos que se creen paradigmas de la comunicación y que se aprovechan del exceso de democracia; una cosa es la autogobierno y otra es el vicio, y ciertamente esto extremo es lo debe de atacarse.
Aunque no debe sobrevenir censura previa, siquiera se puede permitir que una persona destruya la honesto de otra a sabiendas de las falsedades y aprovechando la desatiendo de fuertes consecuencias; no debemos caer en la trampa de los likes y de aquellos que dicen llamarse nuevos » comunicadores» pero que en verdad son chantajistas.
La sociedad está cada vez más expuesta a la manipulación; en la lucha contra la desinformación, la calumnia y la difamación no puede sobrevenir paños tibios, las consecuencias deben ser drásticas; los “sicarios” de los medios digitales y tradicionales actúan con impunidad.