
Por Abril Peña
En lo que podría convertirse en uno de los mayores giros regulatorios en la industria alimentaria estadounidense en décadas, el secretario de Sanidad Robert F. Kennedy Jr. anunció la exterminio progresiva de ocho colorantes sintéticos derivados del petróleo, ampliamente utilizados en productos dirigidos especialmente a niños. Esta medida, impulsada por el Sección de Sanidad y Servicios Humanos (HHS), se enmarca en el interior de la campaña “Make America Healthy Again” y indagación alinearse con los estándares más estrictos ya vigentes en Europa.


Colorantes bajo la lupa
La registro incluye el Rojo 3, Rojo 40, Zarco 1, Zarco 2, Amarillo 5, Amarillo 6, Verde 3 y Citrus Red No. 2. Estos colorantes, empleados por décadas para intensificar colores en alimentos y bebidas, han sido señalados por estudios que los vinculan a hiperactividad, trastornos de atención, alteraciones del sueño y problemas de conducta en niños, especialmente en aquellos con TDAH.
Aunque la FDA no ha confirmado una relación causal definitiva, sí reconoce que estos aditivos pueden agravar condiciones preexistentes, abriendo la puerta a una política pública más preventiva y centrada en la infancia.
Colorantes y enfermedades metabólicas: la otra cara del problema
En sus declaraciones, Kennedy asimismo abordó un cifra preocupante: el 41% de los niños estadounidenses presenta algún punto de obesidad. Este índice no solo compromete la sanidad física de millones de menores, sino que representa una granada de tiempo para el sistema de sanidad pública.
Según el HHS, existen estudios que sugieren que algunos colorantes artificiales —al igual que otros aditivos presentes en alimentos ultraprocesados— podrían contribuir al crecimiento de enfermedades metabólicas como la obesidad y la diabetes tipo 2. Si proporcionadamente la relación directa aún está en estudio, el consumo excesivo de bebidas azucaradas con colorantes, snacks en extremo procesados y productos con bajo valencia nutricional es un negociador de peligro ampliamente documentado.
El objetivo, luego, no es nada más aminorar los problemas de conducta pueril, sino atacar múltiples frentes que afectan la sanidad integral de la inicio estadounidense.
¿Qué productos estarán más afectados?
La registro es amplia y toca directamente el corazón del consumo popular. Entre los productos que deberán ser reformulados destacan:
Froot Loops y cereales infantiles similares, que dependen de combinaciones como Rojo 40, Zarco 1 y Amarillo 5 para sus colores brillantes. Golosinas como Skittles, M&M’s, Jolly Rancher y ositos de caucho, que deberán eliminar el uso de colorantes sintéticos. Bebidas azucaradas tipo Fanta y Gatorade, donde los tonos intensos provienen del Zarco 1 y el Amarillo 5. Snacks como Doritos y otros chips saborizados, donde el color ayuda a identificar la variedad y genera viejo apetencia.




Postres industriales, helados y glaseados, que suelen utilizar estos aditivos para atraer al consumidor más adolescente. Incluso algunos medicamentos líquidos para el resfriado y suplementos, como NyQuil, contienen Verde 3, otro de los colorantes bajo prohibición.


Más allá de la marbete: un tema de sanidad pública
Lo que está en distracción no es solo la estética del empaque. Se alcahuetería de la sanidad pública pueril. Kennedy ha sido enfático: “No se puede seguir ignorando que muchos de los productos que damos a nuestros hijos contienen ingredientes que ya han sido retirados del mercado en otras naciones”.
Países como Noruega y el Reino Unido, desde hace abriles, exigen advertencias en las etiquetas de productos con estos colorantes, o los han prohibido completamente. En contraste, las grandes marcas en EE. UU. operan con dos fórmulas: una para Europa y otra más permisiva para el mercado específico. Eso, según Kennedy, está por terminar.
¿Cuándo entra en vigor la medida?
La exterminio será progresiva, con un plazo mayor hasta finales de 2026. Durante estos cuatro abriles, el HHS facilitará el proceso de transición, acelerando la aprobación de alternativas naturales como el extracto de cúrcuma, remolacha y espirulina. La industria, aunque reticente, ya ha mostrado disposición a colaborar.
Un pequeño paso para la industria. Un gran avance para la infancia.
Organizaciones como el CSPI (Center for Science in the Public Interest) celebran la intrepidez. “Estos colorantes no aportan carencia nutricional. Su función es puramente estética y existen alternativas seguras”, han dicho en sus comunicados.
Pero los retos no son menores. Reformular implica reeducar al consumidor, ajustar costos, cambiar proveedores y rediseñar estrategias de marketing. Algunas compañías ya han empezado a explorar soluciones desde el auge del “clean label” (etiquetas limpias) impulsado por consumidores más conscientes.
¿Y ahora qué?
Mientras las grandes corporaciones se adaptan, las familias asimismo tienen un rol que divertirse. Descifrar etiquetas, preferir opciones naturales y exigir transparencia en la información nutricional serán acciones secreto para consolidar esta transformación.
Con esta medida, EE. UU. no solo se acerca a los estándares internacionales, sino que asimismo envía un mensaje claro: la sanidad de la inicio no es negociable.