EL AUTOR es periodista y catedrático universitario. Reside en Santo Domingo.

Es evidente que la causa de la Revolución de Abril de 1965 fue el desgracia de Estado contra el gobierno constitucional del profesor Juan Bosch, quien había hato el certamen comicial del 20 de diciembre de 1962, con cerca del 60% de los votos válidos emitidos, pero fue depuesto del poder político el 25 de septiembre de 1963, por oficiales militares y policiales trujillistas, que procedieron de inmediato a dejar sin finalidad a la carta magna actual y designar un triunvirato para conducir los destinos del país.

El Triunvirato se caracterizó por violar los derechos humanos y las libertades ciudadanas, así como por altos niveles de corrupción pública. Sin requisa, de forma silenciosa, el doctor José Francisco Peña Gómez, quien había quedado al frente del PRD, frente a el extrañamiento de Bosch, se había dedicado a conspirar conjuntamente con militares que abogaban por el retorno a la constitucionalidad, cuya habitante visible era el coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez.

El sedición marcial del 24 de abril dejó sorprendido a muchos, incluyendo a los líderes del PRD. Al mediodía el coronel Hernando Ramírez tomó el Campamento 16 de Agosto, mientras de forma simultánea el capitán Mario Peña Taverasocupaba el Campamento 27 de Febrero, apresando al propio superior del Ejército Franquista, militar Situación Rivera Cuesta. Fue precisamente el capitán Peña Taveras que llamó a Peña Gómez para informarle del sedición marcial y pedir dirigirse al pueblo para que salga a las calles a respaldar al sector constitucionalista. Peña Gómez, a través de Tribuna Democrática, que se transmitía por Radiodifusión Comercial, dirigió una emocionante arenga y las calles de Santo Domingo, provincias y municipios fueron copadas por jóvenes revolucionarios.

La batalla del Puente Duarte, en horas de la tarde del sábado 24 de abril, donde los militares y civiles constitucionalistas hicieron retroceder a la fuerza marcial de San Isidro, con todo y sus tanques de conflicto, llevó a pensar que el retorno a la constitucionalidad sería inminente, máxime cuando al día sucesivo se logró tomar el Palacio Presidencial y la renuncia de Donald Reid Cabral. Juan Bosch, desde Puerto Rico, dio instrucciones a Rafael Molina Ureña, presidente de la Cámara de Diputados, al momento del desgracia de Estado, a posesionarse como presidente de la República, pues a él correspondía frente a la desaparición del presidente, el vicepresidente y el presidente del Senado. (En la toma de palacio perdió la vida el coronel Fernández Domínguez).

Así lo hizo Molina Ureña, pero el instigación de los aviones de la Fuerza Aérea fue tan formidable que motivó que ese bondadoso salga huyendo con destino a una embajada.

Los constitucionalistas ganaron la segunda batalla del Puente Duarte, el 27 de abril de 1965, al punto que los militares que dirigía Wessin tuvieron que replegarse a San Isidro. Los constitucionalistas planificaban la toma de San Isidro, pero al día sucesivo el presidente de Estados Unidos, LyndonB. Johnson, enviaba al país 42 mil soldados, los cuales desembarcaron por Haina.

Pese a las condiciones desiguales, los constitucionalistas no se amilanaron y el día 30, con el coronel Juan María Lora Fernández a la habitante, tomaron la Fortaleza Ozama.

Ya para los primeros días de mayo la República Dominicana tenía dos gobiernos, pues inmediatamente el Congreso Franquista designa a Caamaño Deñó día 3, tomando posesión al día sucesivo en el Parque Independencia, frente a una concurrida manifestación, las fuerzas contrarias forman el denominado Gobierno de Reconstrucción Franquista, encabezado por Antonio Imbert Barrera.

Los soldados norteamericanos tiraron un cordón que dejaba a los constitucionalistas solo con el control de barrios de la ciudad. Y los fuertes ataques de las tropas invasoras, durante los días 14, 15 y 16 de junio, con armas pesadas, ocasionaron muchas bajas, sobre todo de civiles, buscando la rendición de los militares que abogaban por el retorno a la Constitución de 1963.

Acuerdo

Fue el 3 de septiembre de 1965 cuando Caamaño, apoyado por militares y civiles constitucionalistas, firmó el Reseña Institucional que formalizaba el fin de la conflicto y dar paso a un gobierno provisional. Caamaño entendió que era inasequible vencer a la principal potencia del mundo y fue una salida inteligente, aunque muy digna.

Se acordó, a posteriori de barajarse varios nombres, que Héctor García Godoy, que había sido funcionario en el gobierno de Bosch, asuma la Presidencia de la República, hasta que se celebren elecciones libres en el mes de junio de 1966.

Efectivamente los comicios se llevaron a final el primer día de junio, pero fueron fraudulentos y con el país ocupado por tropas norteamericanas, las cuales dejaron finalmente a Joaquín Balaguer en el poder.

Se discute mucho en círculos académicos si valió la pena una conflicto que dejó un saldo de cinco a ocho mil dominicanos muertos y la ciudad de Santo Domingo destruida. Quiérase o no se sentó un precedente histórico positivo, para que nunca más se dé un desgracia de Estado a un gobierno legalmente constituido. El PRD no pudo rescatar el poder en lo inmediato, porque Estados Unidos lo impidió, sino 13 primaveras a posteriori de la Revolución de Abril de 1965, es proponer, en 1978 y no con Bosch, sino con don Antonio Guzmán Fernández, que ganó el certamen ampliamente.

Juan Bosch, que había nacido del PRD y creado el PLD, lo que sugirió frente a la crisis postelectoral de 1978 fue una grupo cívico marcial, justificando así el desgracia de Estado que se diera a su persona y otro gobierno al beneficio de los resultados de las urnas. Que conste ese número a las nuevas generaciones.

Jpm-am