
Por Abril Peña
Rómulo, Remo y Khaleesi no son nombres extraídos de una novelística, sino los de tres cachorros que podrían marcar un antiguamente y un posteriormente en la biotecnología moderna. Fueron creados por Colossal Biosciences, una empresa que desafío por la “desextinción”, y presentan características físicas del difunto lobo terrible (Aenocyon dirus), una criatura prehistórica que desapareció hace más de 10 mil abriles.
¿Cómo lo lograron?
A partir de ADN fósil del lobo terrible, los investigadores identificaron una serie de rasgos distintivos —como su tamaño masivo y su denso pelaje— y los replicaron en células de lobos grises actuales utilizando técnicas de estampado genética, particularmente CRISPR. No se prostitución de una clonación exacta ni de una réplica genética completa del lobo difunto, sino de una modificación selectiva de genes que dan circunscripción a animales con una apariencia muy similar, aunque biológicamente distintos.
Los embriones modificados fueron gestados en hembras domésticas, y los tres lobeznos nacieron entre finales de 2024 y comienzos de 2025, convirtiéndose en los primeros de su tipo en el mundo.
¿Son efectivamente lobos terribles?
No. Y eso ha sido motivo de debate en la comunidad científica. Expertos en genética y desarrollo han aclarado que estos animales no recuperan la especie extinta, sino que simplemente replican algunos de sus rasgos físicos más notorios. La diferencia genética entre el lobo corriente novedoso y el lobo terrible va mucho más allá del pelaje o la musculatura: el comportamiento, el asimilación y la ecología son aspectos que aún no se pueden copiar.
Algunos críticos han calificado el tesina como una especie de “maquillaje hereditario” más que una verdadera desextinción.
Un dilema ético
El experiencia ha generado reacciones divididas. Por un flanco, hay entusiasmo por las posibilidades que abre esta tecnología para la conservación genética o incluso para recuperar funciones ecológicas perdidas. Por otro, hay quienes advierten sobre los riesgos éticos y ambientales, especialmente si estos animales son introducidos en ecosistemas actuales donde podrían alterar el firmeza natural.
Además se cuestiona el enfoque mediático del tesina, al priorizar especies extintas muy llamativas en circunscripción de destinar estos avances a la protección de animales reales en peligro de agonía hoy.
¿Qué sigue?
Colossal ha anunciado que planea aplicar esta misma tecnología a otras especies desaparecidas, incluyendo el mamut lanoso y el dodo, en un avaricioso plan que muchos califican como ciencia ficción hecha efectividad. Sin secuestro, la pregunta que ronda tanto en círculos científicos como sociales es: ¿debemos hacerlo solo porque podemos?
El caso de estos tres lobos no solo abre la puerta a nuevas posibilidades científicas, sino igualmente a un debate urgente sobre los límites de la intervención humana en la naturaleza y la memoria genética del planeta.