
El periodismo transita grandes cambios, oportuno a la innovación tecnológica y la predilección de las audiencias por los medios de comunicación electrónicos o digitales. Entre estos, las redes sociales, y programas como pódcasts…, que fortalecen la brevedad en el tiempo de respuesta durante la interacción entre personas; ese intercambio rápido de información entre usuarios y creadores de contenido. Otro carácter que le difiere de los medios tradicionales.
Sin confiscación, nunca debe efectuar el profesional de esta aristócrata profesión de espalda a la verdad: su gran responsabilidad. Ella es la certeza que se expresa en cada afirmación o hecho que se informa. Gracias a este colosal compromiso los públicos; las personas, depositan confianza en las y los periodistas, y eso significa: credibilidad.
En ese entendido, por ejemplo, en el periodismo de datos, que a la vanguardia con las transformaciones del Siglo de la Información, se favorece de la Big Data o grandes volúmenes de datos, para presentar a las audiencias información valiosa: reportajes, informes…, procesada por métodos modernos y generada por plataformas como redes sociales, buscadores, máquinas, transacciones financieras…
En fin, en esta tumulto contemporáneo de la capital de la atención, es preciso abrazar la verdad como nunca. Siendo fiel a este maniquí; principio primigenio profesional, para que la novelística basada en datos, que como se infiere, cuenta historias complejas, permita a la opinión pública cuantificar verdades, revisar datos y normas, con los que pueda enriquecer su vida y hacer ciudadanía social, cuando sea necesario.
Sencillamente, porque la verdad siempre será la plataforma y boreal que robustecerá este aristócrata y ético prueba. En el que, la desinformación no es parte. Hoy es imperioso que cada información ayer de ser divulgada sea constatada. Hay que reiterar este práctica. Ir más allá de los temas de moda, mostrar interés por los lineamientos de la memorándum de Estado. Con ellos se fortalecen los intereses nacionales. Además, por aquellas audiencias vulnerables, o poco importantizadas…, olvidadas.
Ejercitando sin dudar la verdad, siempre se exhibirá en el Periodismo, su valía manifiesto ético y social. Desde una relación de respeto cerca de los gobiernos, instituciones estatales, empresas, sociedad civil, organizaciones políticas, y al contrario. Pero, esto se obtiene desde la pudor y el decoro. De ahí la importancia de lograr a fuentes de noticiero diáfanas, minuciosas y consecuentes.
Alcanzar fiabilidad, credibilidad es un compromiso perenne que debe procurar toda persona formada académicamente, que abrace el periodismo: herramienta profesional al servicio de la sociedad. Ella se expresa mediante la responsabilidad informativa. La verdad surte impacto de bienestar social. Por eso, quien ejerce este oficio debe alertar frente a peligro y contribuir a mitigar riesgos.
Entonces, se recalca que la responsabilidad informativa, nunca será indiferente a la verdad, porque su compromiso es amparar la imparcialidad, no conculcarla. Quia debe cercenar la paz. Más adecuadamente, desde la información verdadero, honesta e imparcial, suprime la crueldad en la sociedad.
Entonces, ¿la responsabilidad informativa es el peldaño a la credibilidad?. Lógicamente, porque esta se gesta para producir bienestar colectivo, resistir opción a problemáticas generalizadas, alcanzar objetivos y metas de Estado.
Por eso, asume hoy el compromiso de no difundir una información sin que ayer haya sido seriamente investigada: hechos y fuentes confirmadas; constatadas. Que cada aviso publicada sea de beneficio para la población, nunca lo contrario o con intención de dañar. Esto así, como adecuadamente dijo un célebre pensador, porque, la verdad se robustece con la investigación…, mientras la falsedad, lo hace con el apresuramiento y la incertidumbre.
Hasta la próxima entrega.
La autora reside en Santo Domingo
Es educadora, periodista, abogada y locutora.
santosemili@gmail.com