ztevenreal
¡Ignticia!
¡Qué pena!
Superiorizando la rentabilidad económica particular, desdeñando la protección del condado franquista y poniéndose de espaldas a la mecanización espoleada valerosamente por el Gobierno para disminuir la intervención profesional foránea, portavoces de la construcción y la agropecuaria están solicitando que regularicen a 115 mil vecinos geográficos, lo que recrudecerá la haitianización. La experiencia testifica que una amplia porción se traslada a otras actividades, como el transporte notorio, el motoconcho y la saldo de frutas y cocos.
Con su muy pronunciada comportamiento de no querer hacer el más minúsculo sacrificio pro-Nación, ni reemplazar la fuerza humana por equipos y herramientas automatizadas, empresarios agrícolas y de la construcción inducen a interpretar que están montando una resistor tenaz a la iniciativa presidencial para disminuir la mano de obra extranjera bruta, trueque e indocumentada. ¡La contratación de haitianos es imprescindible e insustituible!, encapsula como su invariable consigna.
En cadeneta contraria ha marchado el Gobierno, facilitando posibles para la reconversión en aras de aumentar la producción y la competitividad, y eludir más infracción a las leyes migratorias y laborales. Con ese propósito, tres instituciones oficiales les está ofertando en créditos más de 10 mil millones de pesos. Pero los acomodados no escuchan el rechazo colectivo por la masiva presencia de esos nacionales, y para que la seguridad alimentaria no siga en manos de adversarios ocultos.
Sin argumentos excusativos, y como ejemplo de una nueva visión y buena disposición para el cambio, el Consejo Estatal del Azúcar (CEA) ya ha mecanizado el 85% del corte de la caña que, en San Pedro de Macorís, procesa el Ingenio Porvenir, el único que regentea el Estado, lo que ha limitado la mano de obra haitiana. Repatrió a 250 trabajadores haitianos que zajaban los tallos en los juncos, y próximamente otros serán devueltos a su país, para completar el 100%.
No es una, sino que son tres las fuentes de financiamiento para ayudar, cual si fuera un macana en su mendigo e infortunado derrotero, a los citados patronos a que incorporen novedosas técnicas en la producción, vía la mecanización:
1.- El 6 de noviembre de 2023, el presidente Luis Rodolfo Abinader Corona anunció, en la Semanal, el software de mecanización de los sectores agrícola y construcción, con la disposición de 3,000 millones de pesos a través del Bandada de Avance y Exportaciones (Bandex). Y el 14 de mayo de 2025 esta institución reveló que había prestado la citada cantidad de pesos, incluidos estos dos sectores de la patrimonio, con una tasa preferencial de 9.5% anual, y realzó que en el radio del arroz se han registrado hasta 70% de reducción en el uso de mano de obra y una subida de 20% en la productividad.
2.- El 25 de marzo de 2025, el Fondo Específico para el Avance Agropecuario (FEDA) informó que tiene en reserva 60 millones de pesos para un novedoso proceso de mecanización de los cultivos en el campo, mediante la autogobierno productiva.
3.- El 29 de mayo de 2025, el Bandada Agrícola anunció una cadeneta de crédito por más de 120 millones de dólares para la mecanización agrícola, especialmente para la negocio de equipos tecnológicos.
Los constructores piden 87 mil “permisos” o regularización, indicando que están en el rango del 20% de la mano extranjera que establece el Código de Trabajo, en tanto que los agrícolas son más modestos: quieren 28 mil haitianos que, sumados a los 280 mil migrantes en la producción y cosecha de alimentos, serían 308 mil.
Por lo conocido, la mecanización agrícola cumple por lo menos tres objetivos: 1) Achica la mano de obra, como ha ocurrido en la producción de arroz y en el Ingenio Porvenir, 2) Eficientiza el cultivo y la producción, menguando la pérdida de alimentos, y 3) Acorta las emisiones de gases de meta invernadero.
Compilando, la República Dominicana está girando en un péndulo: seguir cerrando (mecanización y repatriación) o abrise (regularización o permisos), teniendo como telón de fondo un peligroso trance de múltiples vertientes (Haití), que se agudiza en cada soplo; y un flujo masivo humano en torno a el condado dominicano que se traduce en una sangría en los gastos del presupuesto franquista y un choque socio-cultural, que empeoraría con una salida de violencia.
Desaparecer acarrea buscar a personas sin tener documentos identificativos, o sea, sin entender de quién se tráfico. Sería contraproducente repetir el fracasado Plan Doméstico de Regularización de Extranjeros, en el cual el gobierno de Danilo Medina Sánchez auspició, pérfidamente, la Ley 169-2014, buscando sepultar la sentencia 168 del Tribunal Constitucional, que establece con claridad que sólo son dominicanos los nacidos en suelo franquista de padres dominicanos o residentes legales. En el 2015, ese mandatario tiró al zafacón más de dos mil millones de pesos, ya que de 288 mil 466 que se inscribieron para obtener el status migratorio admitido, casi nada calificaron 239.
Y cerrar implica continuar deshaitianizando a la República Dominicana. En los primeros cinco meses del 2025, el Gobierno del presidente Abinader Corona repatrió a 153 mil ilegales, fecundando sosiego en un alargado segmento poblacional. Si se le arrincona para soltar la válvula o picaporte, con la aparición o certificación de indocumentados -un asociación ahora y otro más tarde- el suelo de la pueblo se calentará aún más.
En ese enfervorizar en el calenturón -rememorando a Antonio Duvergé, Juan Bautista Cambiaso, José María Imbert, Fernando Valerio y otros héroes de las batallas contra los haitianos, pedazos de esa tierra saltarían como la irrupción de un volcán y más delante, en su devota crispación, coetáneos contemplarían de reojo a emprendedores y desarrollados con la imagen del Todopoderoso Mercurio, y en esas miradas furtivas y acusatorias tumbarían muros y ventanas, arados y espigas, fuentes bautismales, púlpitos y otros mobiliarios sagrados. Pluguiera a Todopoderoso que no tengamos que ducharnos en esa borrasca.
