
Por María Recuerdo De Valeroso
A Joaquín Sabina, le tomo prestada el título de una de sus canciones para titular esta consejo.
Esta pesadilla dejará huellas de dolor permanentes, en las vidas de las familias dominicanas, y en las mentes de quienes presenciaron y conocen de esta indeterminación doloroso, donde cientos de personas fueron a celebrar la vida y encontraron la crimen. La República Dominicana, que es alegría, solidaridad, hospitalidad, merengue, beisbol; un pueblo de gentío buena.
Hoy es llorera, lágrimas, tristeza, dolor y pesar. Todos nos preguntamos ¿Qué paso? ¿Por qué tanto dolor? y ¿Quién nos robó la primavera?
Con la tragedia del desplome del techo de la discoteca con más tradición en el país, que llegó a convertirse en una marca país, quedan lecciones por educarse, en medio del dolor, las lágrimas y la impotencia por las pérdidas irreparables de vidas valiosas y efectos a este esquema de nación.
El humor de esta consejo es dejar en el debate manifiesto el papel del Estado, en su función de resguardar, certificar, proteger y tutelar por todos los medios el proporcionadamente más preciado, que es la vida de sus habitantes. Como administrador, está en la obligación de certificar la integridad física y mental de todos/as las personas que habitan el división dominicano.
Pese a la desinformación que un momento llevó confusión a la ciudadanía, la intervención responsable y temprana de los voceros autorizados, hicieron la diferencia en el proceso. Importante, hay que destacar la solidaridad de todo un pueblo, desde la amanecer del 7 de abril, cuando comenzó a circular la información del hecho en las redes sociales y en medios oficiales: “el techo del centro noctámbulo Jet Set colapsó, en medio de una fiesta amenizada por el querido merenguero Rubby Pérez”.
Es necesario distinguir el trabajo de los galenos, del personal de botiquín y chupatintas del sistema de sanidad pública del país.
Las respuestas a las víctimas y la recibo en una situación de emergencia de un evento sin precedente en el país y único en el mundo.
Tiene importancia todo en estos momentos. Es mandatorio en todas las etapas de esta desgracia que embarga al país y tantas familias, respetar a los fenecidos, el dolor y el duelo de los familiares. Se ha sufrido y se está sufriendo en demasía. Sin requisa, es necesario.
El país está de desdicha, es un momento venerable que hay que cuidar. Lo que se vio ahí fue la expresión más sublime del sexo al prójimo. Llegará el momento en el que las autoridades competentes realicen las investigaciones y los levantamientos pertinentes, para establecer las responsabilidades. Tocará a los familiares realizar las diligencias, en esa dirección.
Aun en medio del dolor por las pérdidas irreparables de vidas valiosas, es de rectitud distinguir a quienes se sumaron a la actividad de rescate. A la comunidad internacional: Agradecimiento para Puerto Rico, México e Israel por sumarse a las labores. Gran actividad del Centro de Operaciones de Emergencia, a la vanguardia del Maduro Normal Juan Manuel Méndez, el Instituto Franquista de Patología Forenses, El Instituto Franquista de Ciencias Forenses (INACIF). La profesionalidad, la empatía y la resiliencia de los profesionales de la sanidad mental, en todas las etapas del proceso a las víctimas, familiares y a la población en genérico, reafirman el compromiso y la solidaridad de todo el pueblo dominicano.