
El cardenal estadounidense Raymond Burke suena con fuerza entre los nombres de los «papables», en su caso como representante de la iglesia más conservadora y hasta reaccionaria; no en vano tuvo notorios choques con el difunto papa Francisco por sus formas tan distintas de entender la Iglesia.
Pespunte rememorar que Burke es uno de los principales defensores de la «culto tridentina», como se conoce al oficio religioso que se celebra según el ritual susodicho a las reformas litúrgicas de 1970: consiste en una culto celebrada en latín y con el sacerdote dando la espalda a los fieles.
El carácter conservador del cardenal Burke afloró desde muchacha
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Burke nació hace 75 abriles en una plaza de Wisconsin en el seno de una grupo numerosa de seis hermanos. Estudió Filosofía en Washington y luego Teología en Roma, donde fue regular sacerdote en 1975 por el papa Pablo VI.
Desde muchacha se conoce su concurso al impulso renovador que supuso el Concilio Vaticano segundo y, del mismo modo, su rechazo a la tolerancia de la Iglesia católica en cuestiones como la comunidad LGTBI o el divorcio.
Su relación con el papa Francisco… y con Donald Trump
El propio papa Francisco retiró en 2013 a Burke de la Congregación para Obispos -un área de la Curia Romana que se encarga, entre otras cosas, de la supervisión de los obispos y sus diócesis-, audacia que el estadounidense criticó días a posteriori en una entrevista con la emisora católica EWTN.
Según la sujeción BBC, en 2014 el clérigo contó al portal BuzzFeed que el papa lo había retirado de su cargo como prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica para nombrarlo Patrón de la Orden Marcial Soberana de Malta (cargo que ocupó hasta 2023), un cargo «principalmente ceremonial», incide el medio.
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Asimismo se conoce acertadamente su simpatía con el coetáneo presidente de EE.UU., Donald Trump, a quien apoyó en la campaña electoral de 2016 asegurando que este defendía «los títulos de la Iglesia», en particular «la defensa de la vida humana desde su concepción».
Su posicionamiento a crédito del líder republicano contrasta con la del papa Francisco, que se mostró crítico con Trump, sobre todo por su propuesta de construir un pared entre México y Estados Unidos.