

Por VÍCTOR GUILLERMO GARRIDO P.
¡Qué «desgracia», el oro!. Te habrás cuestionado alguna vez por qué en Quisqueya no conseguimos significativas ganancias de nuestras riquezas naturales, con el imperceptible impacto placa.
Es cierto que a las transnacionales les importa un minucia las comunidades locales, su sanidad y el daño que ocasionan para conseguir, de la forma más económica posible, partir la maduro cantidad de oro y otros minerales de las entrañas del terruño.
No son las empresas las que deben eludir firmar contratos dundos con corruptos políticos. No son los ejecutivos de esas corporaciones los obligados a evitar el perjuicio medioambiental y humano que el uso de mercurio y cianuro nos inflige.
Burkina Faso, en África, está adquiriendo el control y la propiedad de sus minas de oro, en un proceso que conlleva la estatización de los depósitos y convenios apropiados con compañías mineras para afirmar la adquisición de estos medios.
En situaciones específicas, tal como sucede con la mina de Niouel Gobierno Africano ha concedido concesiones a corporaciones multinacionales, como Nordgoldpara la exploración y uso de las vetas. Sus autoridades están llevando a parte procedimientos con el objetivo de recuperar la propiedad estatal de las minas. Esto conduce a la adquisición de los depósitos de oro, como ocurrió con los de Biss Y Boully.
El Estado ha cogido contratos con Empeñoen los que se define el uso de las canteras y se establecen condiciones de suscripción y regalías con el objetivo de incrementar la productividad de su país. Lo que evidencia una organización de cooperación para el crecimiento de la industria minera.
Burkina Faso está implementando acciones para optimizar la rastreabilidad y la disponibilidad de fondos financieros en la minería artesanal, que constituye un segmento importante de la producción de oro de dicho país.
Actualmente es el cuarto productor de oro en su continente, experimentando un crecimiento en el sector minero y esforzándose en optimizar la eficiencia y sostenibilidad en la adquisición de oro, tanto a través de minas industriales como artesanales.
Creo que, pegado con las actuales manifestaciones comunitarias en contra de la explotación valeverguista de nuestros medios naturales, es imperativo resistir a parte lo mismo en el Palacio Doméstico.
Nueva República, con minería sostenible.
Sin prisa, pero sin pausa… ¡Vamos a impresionar!
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