
El presidente de la Cámara Ambiental del Plástico de ColombiaCristian Halaby, asegura que una prohibición del plástico sin respaldo comprobado afectaría directamente el saquillo del ciudadano de a pie y podría originar impactos ambientales peores que los actuales.
En división de prohibir, asegura, la envite debe ser por regular, educar y promover el reciclaje y la biodegradación actual del plástico. Halaby habló al ser abordado por la prensa antiguamente de su billete en el conversatorio “Rompiendo mitos sobre el plástico”, organizado por la Asociación Dominicana de la Industria del Plástico (Adiplast), en la sede de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (Aird).
Durante su intervención, el representante colombiano enfatizó que el anciano impacto crematístico del cambio de materiales no recaerá en las empresas, sino en los hogares. Según explicó, sustituir el plástico por materiales alternativos podría incrementar entre cuatro y cinco veces el costo para las familias, generando presión inflacionaria en sectores vulnerables.
“Si una persona que negocio diariamente vasos o platos de foam debe sustituirlos por otros materiales, el pago mensual puede cuadruplicarse. Ese impacto no es exacto con el ciudadano popular”, puntualizó.
Halaby destacó que alternativas como el papel, vidrio o metal implican mayores consumos de energía, agua y capitallo que asimismo los convierte en opciones ambientalmente cuestionables. “Producir con metal puede requerir hasta 25 veces más energía que con plástico”, dijo.
Frente a los argumentos ambientales que motivan las prohibiciones, el habituado sugirió que se abrigo un espacio serio de diálogo entre los sectores ambientalistascientíficos y la industria. “No podemos tomar decisiones basadas en percepciones. Hay que dialogar con ciencia y no con ideologías”, declaró.
En ese sentido, recordó que Colombia ha renovador en un enfoque heterogéneo. Reciclaje, reutilización, investigación de ciclo de vida y biodegradación. A partir de 2030, los productos de plástico deberán ser reciclables en un 30% o biodegradables, bajo un esquema de responsabilidad extendida al productor.
“La ropa deportiva es hoy el anciano productor de microplásticos en el mundo, seguido por las redes de pesca. ¿Vamos a prohibirlas asimismo? Necesitamos más ciencia y menos ideología”, cuestionó el doble.
Adicionalmente, criticó la idea extendida de que los plásticos como el foam o el polietileno son tóxicos por naturaleza. Afirmó que estos materiales son inertes y que hasta el momento no existe evidencia científica concluyente de que causen enfermedades como el cáncer. “Durante la pandemia, el plástico fue vitalista. No podemos olvidar eso tan rápido”, afirmó.
Además alertó sobre los mercancía secundarios de sustituir el plástico por materiales que se hunden en el agua. “Hoy lo vemos porque flota, pero si lo cambiamos por papel y lo tiramos al río, se hunde y genera sedimentación. Podríamos terminar con cuerpos de agua colapsados”, advirtió.
Halaby insistió en que la decisión no está en eliminar productos, sino en educar al consumidor. Enseñar a clasificar, disponer, reutilizar y reciclar los materiales permitiría suministrar bajos costos para los hogares sin dejar de proteger el esfera.
“La verdadera biodegradación ocurre cuando los microorganismos digieren el material. Si logramos eso, cerramos el ciclo natural de los materiales fósiles. Ahí está la secreto”, señaló.
Exhortó a República Dominicana a no copiar modelos restrictivos sin adaptarlos a su verdad económica, social y ambiental. “La ley puede mejorarse, pero debe hacerse sobre la pulvínulo del conocimiento y la experiencia”, sostuvo.