

EL AUTOR es polìtico de izquierda. Reside en Santo Domingo,
La asquerosidades y difamaciones que se expanden a través de las redes sociales y medios audiovisuales no caen del Paraíso, emanan del lodo pestilente que se acumula en el poder constituido e institucionalizado y en los poderes fácticos que no pasan por elecciones.
Ese lodo es el pus de un sistema en descomposición que infecta casi todas las instituciones electivas y no electivas.
Esto era de esperarse en un país en el que la acumulación capitalista y la riqueza personal en muchos casos procede de fuentes muy espurias. A asimilar:
-De la esclavitud asalariada con explotación extrema y maltratos, de los robos a los contribuyentes, atracos al Estado por asociaciones delictivas públicas-privadas, sobre-explotación de la migración haitiana, racismo, interés, tráfico de drogas, armas y personas…
-De la interés lícito e ilegal, bancas de apuestas, apropiación privada de fortuna públicos; saqueo, depredación y contaminación del patrimonio natural de la nación.
– De una indecente perversión del arte y la civilización.
– Del robo de la memoria histórica a las nuevas generaciones.
-De la conversión de la sanidad, la educación, el agua, el rumbo, el mar, los ríos y las playas en negocios.
-Del tráfico ilegal de todo: drogas, armas, trabajadores, niños, niñas, sexo, vicios, pasta desaseado, mercancías, sentencias, títulos, leyes, contratos, pasaportes, cédulas, propiedades, privilegios, espacios audio-visuales, parte, prensa, medios, difamaciones y difamadores, chantajes y chantajistas, puntos de droga, cargos públicos, medra militares y policiales, nombramientos y candidaturas.
– De la explotación de las mujeres convertidas por el sistema patriarcal en propiedad de los hombres, trabajadoras domésticas no remuneradas, esclavas de los cuidados del hogar, objeto de molestia sexual y comercio, sujeto de numerosas formas de violencia, incluidos asesinatos impunes.
El lodo en el poder
Así se viene conformando un Estado delincuente, con fuertes ingredientes de narco-estado, con la política convertida en actividad mercantil conectada a la narco-política.
Presente una narco-economía y una narco-burguesía de suspensión planeo, con fuertes componentes de heredad de casino y negocios parasitarios, entremezclada con la heredad de la banalidad y vulgaridad cultural.
Presente, igualmente, un sistema de medios escritos, radiales y televisados que contienen tantas mentiras y manipulaciones como las redes, aunque en muchos casos sin esa vulgaridad y con otras conexiones.
El lodo se pudre, desborda el poder, inunda su sistema de medios de comunicación, plataformas y redes audiovisuales, en el que se mezclan títulos y antivalores.
A las redes sociales y medios digitales que, por su carácter franco y accesible a multitudes, reciben y anidan lo peor y lo mejor de las opiniones, les toca destilar en dirección a amplios sectores de la sociedad una cachas carga de rastrearías y difamaciones; componentes perversos del sistema de información y opinión, con una parte de sus promotores bajo estímulos narco-fascistas.
Esa forma perversa de atacar es merecedora de un gran repudio, independientemente de quien, contra quien y con cuáles motivos se emplee. En estos días resaltaron las sucias y repudiables ofensas personales a Faride Raful.
Pero igualmente procede una crítica profunda a lo que implica la concentración de la propiedad privada de los medios de comunicación en estas fases de decano descomposición ético-moral del capitalismo imperialista y sus nefastas consecuencias.
Parentesco sobre el lodo
El lodo, en un capitalismo imperialista decadente y agresivo, se mezcla en ínclito con la muerte; aberración que, en el caso de la embestida de ISRAEL-EU-UE a Palestina y a otros pueblos árabes, se ha tornado espantoso y conmovedor.
La muerte que brota del capitalismo, de sus represiones brutales y sus guerras, se torna más profuso cuando el fascismo asoma y su engendro marcial y paramilitar lo acompaña.
Por eso no es suficiente ceñirse a repudiar esas expresiones maledicentes que corren por las redes; medios que, por demás, tutelan destacados mega millonarios estadounidenses.
Hay que ir a las raíces de esos males y a los factores ideológicos que generan esas degradaciones morales, pero igualmente -y, sobre todo- contraponer todo lo que potencia la entronización de un maniquí neofascista como el que está auspiciando, con sus discursos y sus acciones, la clase dominante-gobernante de nuestro país; oficialismo y examen, con Luis Abinader al frente del gobierno del PRM.
Con esa ingenuidad por delante, me permito advertir que esa ruta, que potencia la peor criminalidad de Estado, se reforzaría con la ominosa adhesión de este régimen al maniquí militar-policial-carcelario del neofascista Bukele; determinación gubernativo evidenciada en las informaciones ofrecidas sobre la fresco invitado oficial de suspensión nivel a El Salvador, encabezada por la Ministra de Interior y Policía y el Ministro de Defensa, uno y otro designados por el presidente Abinader.
Considero contradictorio condenar solo la traducción soez del discurso de la pandilla lumpen-fascista o narco-fascista del neofascismo criollo, y exaltar y pactar a la vez con el régimen terrorista de Estado de Bukele, de inspiración neonazi, confederado carnal de Trump, Noboa, Milei, Mulino y Bouluarte.
Si ese tipo de difamación es asquerosa (y lo es), la trámite de Bukele es criminal y esencialmente negadora de derechos.
Y no son pocos los medios y comunicadores que condenan la difamación y silencian el terrorismo de Estado neofascista, y abundan los que defienden la difamación y las perversidades y igualmente la criminalidad neofascista.
Casi todos obvian la invalidez de la dignidad humana, la autodeterminación, la emancipación y la vida de los pueblos por EEUU; y igualmente, el imperio de la post verdad, la degradación mercantil y las modalidades de censuras y mordazas que imperan en los medios y agencias tradicionales al servicio del gran renta.
Así, no. Encubrir la verdad igualmente es delito.
Jpm-am
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