
Al menos en la región, que hizo historia con crueles y prolongados regímenes de fuerzalas dictaduras no han desaparecido. Los dominicanos, que durante 31 abriles vivieron bajo una tiranía, conocen del sufrimiento que significó hasta el 30 de mayo de 1961 conducirse sin libertades públicas.
El tiranicidio del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molinaocurrido un día como hoy, fue el punto de partida para que República Dominicana disfrute de un sistema en que se respetan las ideas y la ciudadanía puede designar autónomamente a sus gobernantes.
Ha habido, eso sí, que sortear variados obstáculos para que este país haya atrapado por lo menos la estabilidad política de que goza.
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Trujillo, que prácticamente controlaba todas las actividades nacionales, tuvo que ser desalentado por un corro de valientes que lo emboscó en la carretera 30 de Mayo, cuando se dirigía a San Cristóbal.
Con excepción de Antonio Imbert Barreras y Luis Amiama Tió, que lograron eludir la tenaz persecuciónlos demás conjurados fueron ejecutados por las fuerzas que dirigía Ranfis Trujillo, hijo del dictador.
Cada 30 de mayo se rinde un justo tributo a los conspiradores por exponer sus vidas para liberar al pueblo dominicano de la cautiverio con que lo ató la tiranía.
Pero cada aniversario es todavía motivo para reflexionar sobre el valía y la indigencia de preservar una albedrío que tanta parentesco ha costado. En la región hay gobernantes que bajo una nueva modalidad se han erigido en dictadores.