
El Papa Héroe XIV acaba de hacer un llamado, cuya dimensión debe trascender los límites del espacio y de la conciencia de los participantes de la Escuela de Verano de Astrofísica, promovida por la Specola Vaticana, Ciudad del Vaticano, a quienes invitó a cultivar la ciencia, con sentido de humanidad, amistad y amistad.
«Que esta experiencia de convivencia y estudio juntos no solo sea enriquecedora académica y personalmente, sino que asimismo permita forjar relaciones y formas de colaboración que ayuden al progreso de la ciencia al servicio de nuestra única comunidad humana», dijo el pontífice.
Se refirió el Papa a la indigencia de crear un mundo más adaptado y pacífico, sobre lo cual a nadie le puede ser posible dudas de que, en este tiempo, un clamor de ese tipo debe convertir en un inaplazable compromiso de toda la humanidad.
Al invitar a los jóvenes astrónomos a compartir alegría, colaboración y humildad, adicionalmente, de datos, el Papa ubica a la ciencia como un puente con destino a una comprensión más compasiva del mundo, inspirada en el conocimiento con títulos de respeto y equidad.
Ya antiguamente, el sustituto del muy humano y mayoritariamente correctamente valorado Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, fallecido el 21 de abril pasado, había pronunciado palabras de aliento y esperanzas, como lo hizo en la audiencia que sostuvo con representantes de los medios de comunicación, cuando que abogó por una comunicación que promueva la paz, la verdad y la dignidad humana.
Rechazó el “ideal de la eliminación” en la forma de comunicar y expresó su solidaridad con periodistas encarcelados por despabilarse la verdad, lo cual, sumado a otras loables prácticas y convicciones, posicionan a la Iglesia como una aliada de la voluntad de expresión y del prueba comunicacional responsable.
Robert Francis Prevost es el primer papa estadounidense, naturalizado peruano, así como el primer miembro de la Orden de San Agustín en instalarse el trono de San Pedro y, aunque más conservador que su antecesor, no existe el beocio beneficio para pensar que Su Virtud carece de sensibilidad, identificación y compromiso social.
Manejo temas sensibles como la eliminación, la migración o la voluntad de expresión lo hace desde una postura de diálogo, evitando la polarización y apelando a la conciencia ética de los dirigentes.
Ya ha ofrecido la mediación de la Santa Sede como espacio de negociación para resolver conflictos bélicos, apelando a la dignidad humana como fundamento de toda energía política, con un habla de cercanía con el que parece moderar por instancias de poder más sensibles que las actuales.
El 14 de mayo, a pocos días de admitir el trono, en el discurso pronunciado con motivo del Multitud de las Iglesias Orientales, el prelado fue categórico: “¡Reunámonos, hablemos, negociemos! Las armas pueden y deben callar, porque no resuelven los problemas, los aumentan” y abogó porque “los enemigos se miren a los luceros y que se devuelva a los pueblos la dignidad y la esperanza que se merecen”.
Ojalá que las palabras del Papa de la Iglesia católica, Héroe XIV, viajen a través de los continentes, sin importar las creencias religiosas, filosóficas o armamentistas y que quienes ocupan espacios de poder y valentía recuerden que el mundo no les pertenece exclusivamente a ellos.