
El senador plantea reformas urgentes a la Ley de Protección Animal 248-12, denuncia la desliz de presupuesto y estructura, y advierte que todo ha quedado en manos de los ciudadanos.
Aunque República Dominicana cuenta con una Ley de Protección Animal y Tenencia Responsable desde el año 2012, su aplicación sigue siendo casi nula. Así lo asegura el senador Omar Fernándezquien desde el Congreso ha propuesto en varias ocasiones su modificación, sin que hasta ahora haya antagónico el respaldo necesario.
“Una propuesta de ley que he sometido ya varias veces, porque lamentablemente no ha contado con el consenso suficiente para verle prosperar”, afirmó durante una entrevista monopolio para el gaceta HOY Digital.
Las declaraciones de Fernández no son aisladas. Coinciden con los testimonios recogidos en el reportaje documental: “Cuando la ley no protege: el ciclo invisible del maltrato animal en RD” que visibiliza el día a día de los refugios, la sobrepoblación animal, la indiferencia y la crueldad normalizada. Pero su voz, como senador, añade un sentido de aprieto dispar: el del sistema que no funciona.
“No pierdo la esperanza de que en algún momento esa modificación tan importante y tan urgente en esa ley finalmente se pueda dar”, señaló.
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El problema no es solo la ley. Es la desliz de voluntad para aplicarla
A pesar de que la Ley 248-12 establece sanciones para casos de maltrato, negligencia o crueldad contra los animales, en la destreza esas consecuencias rara vez se aplican. No existen mecanismos operativos claros, no hay un reglamento que guíe su ejecución, y las instituciones encargadas de hacerla cumplir carecen de presupuesto, estructura y personal capacitado.
En este sentido, Fernández plantea una serie de medidas que incluyen penas de hasta cinco abriles de prisión en caso de maltrato o crueldad.
“Obviamente, no porque quisiera que cierto caiga preso, sino porque creo que podría servir de método disuasivo de ese comportamiento”, afirmó.
En 2023, la Procuraduría Universal de la República tomó la osadía de eliminar la Pelotón de Protección Animal e instruyó a todas las fiscalías a nivel doméstico para tratar los casos denunciados.
“En principio parecería justo. Lo que no sé si se tomó en cuenta es que no todos los fiscales son tan diestros manejando estos temas”, consideró Fernández.
Por eso, el senador plantea la creación de una Procuraduría Especializada en Delitos Contra los Animales, “Así como existe una para combatir la corrupción, no menos importante creo que es todavía el trato de los animales“.
Por otra parte, propone medidas concretas como:
La creación de distintos centros de inoculación y asepsia por provincias para evitar la propagación de enfermedades y estrechar la sobrepoblación animal.
Una redistribución del cobro de las multas para los ayuntamientos, la Policía Franquista, la Procuraduría y el Ocupación de Sanidad Pública con el fin de tener maduro talento crematístico para la protección para los animales.
Por otra parte, con el capital recaudado, Fernández plantea que se construyan los albergues que ordena la ley. “Los ayuntamientos municipales deben construir un albergue. Al menos, el del Distrito Franquista no lo conozco y no me parece que lo tenga”.
“Lo que yo creo que hace desliz es hacer que se cumpla la ley. Los ayuntamientos podrían quejarse, ‘Bueno, pero es que no tenemos capital’. Es verdad que los capital son limitados y son muchas las ocupaciones que tienen, pero esto es una prioridad todavía”, enfatizó el senador.
Una ley sin reglamento, sin presupuesto, sin sensación
La crítica más severa de Omar Fernández no va al contenido de la ley, sino al hecho de que nunca se reglamentó ni se diseñó un plan para aplicarla.
“Urge cuanto antaño tener una nueva ley adaptada a las realidades de hoy, porque aquella es del 2012 y estamos en el 2025. Segundo, que se haga un reglamento de aplicación a la ley, cosa que nunca se le hizo ni siquiera la que tenemos hoy. Y sobre todo tener un gobierno y un Estado dominicano empático con una situación que para mí es de aprieto doméstico.”
¿Y mientras tanto? Ciudadanos que hacen lo que el Estado no hace
Fernández reconoce que son los rescatistas y animalistas quienes han asumido el rol que el Estado no cumple:
“Ya existen albergues manejados por personas altruistas, le llaman los animalistas, personas que sencillamente abrazan esta causa, que creen en esto de ser rescatistas, de tener albergues, de darles cuidado a los animales, de ponerlos en acogida, de alimentarlos en el interín. Y eso conlleva capital y mucho capital.”
Por eso, considera que los acuerdos público-privados podrían ser una salida viable: “Explorar la posibilidad de que haya acuerdos incluso público-privados… me parece que todavía es una vía a explorar.”
Un país indignado… pero sin mecanismos claros
Durante la entrevista, Omar Fernández todavía reflexionó sobre el creciente rechazo ciudadano al maltrato animal, especialmente en redes sociales, y cómo eso ha generado presión, aunque sin estructuras para canalizarla legalmente.
“Lo más atípico es que en todas (las publicaciones) me taguean, me etiquetan y me piden que, por merced, que a mí que vaya a meterlo preso esa persona. Bueno, yo no soy fiscal, pero me satisface el ver que la concurrencia no es indiferente».
Me preocupa todavía, porque fíjate como me llaman a mí, me etiquetan a mí delante la desliz de una autoridad clara que vaya a perseguir ese delito”, reflexionó.
Iniciativas que demuestran que, si se quiere, se puede
A pesar de las trabas legislativas y del bajo compromiso institucional, Omar Fernández insiste en que el cambio es posible si se convierte en política pública positivo.
“Veo con muy buenos luceros el en el ámbito de la feria ganadera se anunciaba que ya el estado dominicano, el gobierno, aportaría unos terrenos del SEA para la construcción de la ciudad de Los Ángeles, ciudad de Ángeles, que es una ciudad para animales… Me parece un paso acertado.”
Y pone como ejemplo internacional la iniciativa Mascotas chídel presidente Nayib Bukele en El Salvador:
“Es una política pública de Estado. No fue un patrón que se le ocurrió una gran idea. Cuando un Estado tiene esa visión y ese compromiso, me parece interesante.”
La voz de Omar Fernández no es solo un llamado desde el Congreso. Es el refleja de un país que aún no sabe cómo objetar al sufrimiento que calla, al dolor que se ignora y a las vidas que se pierden entre la basura, el calor y el cesión.
Y su mensaje es claro: el tiempo de mirar con destino a otro banda se acabó.