

Bernardo Vega, vencedor del premio franquista de historia 2024
El canciller norteamericano Situación Rubio ha criticado públicamente a la Estructura de Estados Americanos (OEA) por no tratar de resolver la tragedia haitiana, y, para esos fines, sugiere por primera vez que sea esa estructura la que solucione el asunto.
Los esfuerzos a través de Naciones Unidas han fracasado conveniente al poder de veto chino y ruso en su Consejo de Seguridad y la desliz de peculio para seguir pagando a los soldados kenianos, quienes, según se dice, no cobran desde octubre del año pasado.
Oportuno a eso han acogido una posición defensiva, custodiando ciertos edificios, pero no una posición ataque tratando de eliminar el liderazgo de las bandas hoy calificadas como terroristas por los gobiernos de los presidentes Donald Trump y Luis Abinader.
Precisamente, no hace muchos días en la prensa se comentaba que el superior del Comando Sur de las Fuerzas Armadas norteamericanas se había reunido con el liderazgo marcial colombiano, peña este final que probablemente sea el que más experiencia tiene en América Latina en la lucha contra el terrorismo urbano.
En 1965
Específicamente el canciller Rubio propuso activar de nuevo a la Fuerza Interamericana de Paz (FIP), cuyo único y triste antecedente fue su creación en 1965 para apoyar a los 38,000 soldados norteamericanos que llegaron a Santo Domingo supuestamente para evitar “una segunda Cuba”.
En nuestra obra “El peligro comunista en la aniquilamiento de abril. ¿Mito o existencia?” creemos activo demostrado que eso fue un mito y que lo que Lyndon Johnson en realidad quería era ganar una comprensible vencimiento marcial en el Caribe, para contrarrestar la deshonrosa derrota sufrida por su antecesor John F. Kennedy en Bahía de Cochinos, o Playa Girón.
En aquella ocasión la dictadura brasileña suplió el pesado de los integrantes de la FIP, adyacente con unos pocos nicaragüenses. ¿De qué país provendrían estos soldados y cuáles los pagarían? O, alternativamente, ¿se utilizarían mercenarios, es opinar personas pagadas por combatir a las bandas, como ocurrió con los norteamericanos que lo hicieron en Afganistán e Irak?
La OEA ahora está presidida precisamente por un caribeño, Albert Ramdin, de Surinam. Suponemos que, porque ahora el objetivo es proporcionadamente diferente, los haitianos y los latinoamericanos aprobarán esta nueva FIP.
Los chinos en el Consejo de Seguridad se quejaron de que los norteamericanos suplían de armas y municiones a las bandas haitianas a través del contrabando que se origina en el río en Miami y es por eso que en su pronunciamiento el canciller Rubio prometió batallar contra ese asunto.
En fin, una nueva FIP, pero ahora “Al otro banda de la isla”
JPM
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