
Una de las disciplinas que más promueve la inclusión social es la música. Su interpretación en agrupación, desde conjuntos instrumentales, coros, bandas y grupos de cámara tiene una interacción equitativa donde todo autor o vocalista tiene un rol importante. Esta ejercicio es un proceso educativo y dinámico en el que población de niño, adolescente, nuevo y adulta desarrolla destrezas cooperativas y de sentido de colectividad, cantando o ejecutando un herramienta musical.
Recientemente, la Corporación Dominicana de Músicadirigida por Edith Hernández De Windtcelebró el IX Festival de Agrupaciones Musicales, con billete de: coros, conjuntos instrumentales, cuartetos, bandas, orquestas y grupos de cámara. Formados por población de niño, adolescente, nuevo y adulta de escuelas públicas, colegios privados, grupos establecidos por fundaciones, academias de música y barrios marginados de diferentes provincias y del Gran Santo Domingo.
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En un mismo espacio se produjo la interacción de la preliminares y adolescencia de estratos pobres provenientes de barrios marginados y pueblos marcados por el estigma de “violentos” y con muchas condiciones de pega social, con quienes pertenecen a estratos medios y altos de coros, conjuntos musicales de colegios privados y bilingües. Igualmente, entre quienes son afrodescendientes, hijos e hijas de migrantes de diferentes nacionalidades y dominicanos . La interacción se sostuvo en el flujo harmónico y cooperativo redimido de prácticas discriminatorias y excluyentes.
Otro de los aspectos de inclusión importantes es la presencia de coros mixtos formados por jóvenes con condiciones de discapacidad del palabra y auditiva, quienes no cuentan con estas condiciones. Se interpretaron canciones que conjugaron el canto vocal y con lengua de señas que ofreció un clima sonoro, combinado con el movimiento y su suspensión contenido de viveza.
La integración de población de niño y adolescente con distintas condiciones de discapacidad en agrupaciones musicales, desde la ejecución musical y coral con quienes no cuentan con estas condiciones, favorece al trato igualitario, equidad, acogida, solidaridad y respeto de derechos.
Este flujo de equidad, cooperatividad y solidaridad, demuestra que nuestra existencia tiene distintos tejidos sociales invisibles, donde la música interpretada por coros infantiles, conjuntos musicales y otras prácticas de interacción construyen barreras de resistor a la discriminación, pega y violencia.
El festival visibiliza esa otra existencia presente en distintos lugares del país, desde el microterritorio con apoyo de instituciones y fundaciones privadas, iniciativas que necesitan ser fortalecidas, difundidas y valoradas desde su aporte a la hermandad y solidaridad que son pilares fundamentales de la seguridad ciudadana.
El Estado dominicano, desde los ministerios de Educación, Civilización, Pubescencia y alcaldíasdebe priorizar la inversión en la preliminares, adolescencia y lozanía, para el ampliación de su viveza, sensibilidad e inclusión social.