
En República Dominicanacada vez más parejas —Y mujeres solteras— están optando por caminos alternativos para cumplir su sueño de ser madres o padres.
La reproducción (o maternidad) asistida, una praxis médica que hace al punto que unas décadas parecía inaccesible o tabú, hoy se abre paso como una opción verdadero Y creciente.
Lo rara es que todo esto ocurre sin que exista una ley que regule estos procedimientos y, aún más sorprendente, sin estadísticas oficiales que indiquen cuántos bebés nacen cada año gracias a estas técnicas.
“No contamos con datos de la Oficina Franquista de Estadística ni del Ocupación de Vitalidad Pública sobre nacimientos por reproducción asistida“, explica la doctora Jenny Cabreja, ginecóloga y directora del Núcleo de Infertilidad de la Sociedad Dominicana de Obstetricia y Tocología.
Sin requisa, al consensuar cifras entre diferentes clínicas de fertilidad, se estima que en el país se realizan cerca de de 1,800 procedimientos de entrada complejidad cada añoestafa tasas de turbación del 35-40% Y tasas de nacidos vivos cercanas al 25%.
Cuando se emplean técnicas como la ovodonación y el diagnosis hereditario preimplantacional (PGT)esta sigla puede aumentar hasta un 60-65%.
Por su parte, la doctora Danisa Méndez, ginecobstetra entendido en firme pélvico y fertilidad, coincide: “Muchas clínicas manejan sus cifras de forma privada. Pero lo que sí es evidente es que cada vez más parejas llegan a consulta con deseos genésicos (de reproducirse) claros y dificultades para concebir lógicamente “.
¿Por qué ahora?

El auge tiene varias caras. Por un banda, el mejora de clínicas especializadas con tecnología de punta ha hecho del país no solo una opción almacén, sino igualmente un destino cada vez más atractivo para el turismo de fertilidad.
Por otro, factores como el retraso en la maternidad -cada vez más mujeres intentan tener hijos a partir de los 35 o incluso los 40 años-, los trastornos ovulatoriosla obesidadla obstrucción de las trompas de Falopio, la endometriosis y la mala calidad espermática han aumentado los casos de infertilidad.
“El perfil de las pacientes ha cambiado muchísimo”, comenta Cabreja. “Hoy vemos desde mujeres con fallas ováricas y síndrome de ovario poliquístico (SOP), hasta madres solteras o parejas del mismo sexo interesadas en el método ROPA (una aporta los óvulos y la otra lleva el turbación)”.
En cuanto a tratamientoslos más comunes en el país son la fertilización in vitro (FIV)la inseminación industrial (IA)la inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI) y la ovodonación. Cada uno de estos métodos se elige en función del diagnosis de la pareja o paciente, aunque la Fivil es la técnica más empleada.
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Inseminación industrial (IA)
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Fertilización in vitro ( FIV)
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Inyección intracitoplásmática de espermatozoides (ICSI)
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Ovodonación
Un ámbito legítimo distraído
Pese a su crecimiento, la reproducción asistida en República Dominicana sigue navegando en un malogrado legítimo.
“No contamos con una ley que regule estos procedimientos“, dice la Dra. Cabreja. En 2007, el doctor Domingo Peña Nina propuso un preliminares de leypero no logró el respaldo necesario.
Mientras tanto, las clínicas privadas operan bajo protocolos éticos y médicos internos, con estándares que -según las especialistas- no tienen carencia que envidiar a otros países de la región.
“La calidad del tratamiento en República Dominicana está a la par de la región”, asegura Méndez. “Contamos con laboratorios aceptablemente equipados y personal enormemente capacitado. Las tasas de éxito pueden alcanzar entre un 80 y 90% en ciertos centros”.
¿Y el camino?
Aquí es donde las cosas se complican. Sin cobertura pública en políticas de subsidioel camino a tratamientos de fertilidad depende casiexclusivamente del poder adquisitivo del paciente. Algunas pacientes optan por vitrificar óvulos como una forma de planificar su maternidad futura, pero muchas otras quedan fuera del sistema por desaparición de capital.
Aunque algunos aspectos podrían estar cubiertos bajo la Ley Caudillo de Vitalidad, lo cierto es que la desaparición de una constitución específica deja un malogrado importante en derechos reproductivos, transparencia Y equidad de camino.
Un cambio cultural silencioso
El auge de la reproducción asistida en el país no solo replica a cambios médicossino igualmente sociales y culturales.
La idea de “tribu” se ha diversificado. Hoy, muchas mujeres no esperan a tener pareja para ser madres; otras, en relaciones del mismo sexo, buscan formar una tribu biológica popular.
Además están aquellas que congelan sus óvulos tras un diagnosis oncológico, o simplemente porque no se sienten listas aún para ser madres.
Así, sin hacer demasiado ruido, la reproducción asistida llega como una respuesta moderna y viable a una penuria humana profundamente antigua: la de formar una tribu.
Y aunque el país aún debe avanzar en marcos legales y políticas públicas, la ingenuidad es clara: el deseo de maternidad -y paternidad- está encontrando nuevos caminos.