
Nuestra Constitución garantiza la atrevido expresión, el derecho al atrevido tránsito y la posibilidad de realizar marchas en República Dominicana. En teoría, baste con informar a las autoridades.
Sin bloqueo, hay manifestaciones que, dadas las circunstancias, se convierten en verdaderas afrentas sociales.
Ana María Belique, dominico-haitiana y reconocida instigador en defensa de los derechos de esa comunidad, ha convocado a una marcha nadie menos que en el Altar de la País, el corazón simbólico de nuestra independencia.
Aunque en teoría no se ha otorgado permiso formal para que extranjeros se manifiesten, no hay que ser adivinos para retener quiénes se aglutinarán en ese espacio: el mismo que marca la separación histórica entre Haití y la República Dominicana.
Para muchos, esto constituye una ofensa; para mí, es al menos una insensatez y una desatiendo de decoro.
Y más moribundo aún: otros han anunciado que enfrentarán esa manifestación en el mismo contorno, lo que puede avanzar fácilmente de una concentración —aunque imprudente, teóricamente pacífica— a un enfrentamiento descubierto.
Esto claridad no solo a los convocantes y a quienes les adversan a desempeñarse con cordura y sensatez, sino asimismo obliga a las autoridades a tomar medidas excepcionales. Porque donde se junten mansos y cimarrones, el aventura no es solo un altercado, sino la creación del tablado consumado para retratarnos en presencia de el mundo como un país chovinista… y a partir de ahí hacernos rodar mediáticamente.
Es como si en Alemania se organizara una protesta contra los judíos frente a un monumento al Holocausto, o como si en Haití franceses o sus descendientes hicieran una manifestación contra los haitianos en el mismo centro donde celebran su independencia.
La mínima prudencia indica que se manejo de un desafío innecesario.
Finalmente, lo que se examen no es respeto ni diálogo: es ruido… Es desorden.
El mismo desorden que ha permitido a ciertos grupos —de uno y otro banda— financiarse a costa del dolor de un pueblo que merece una historia distinta y un futuro mejor.