
Los restos del escritor peruano Mario Vargas Llosa fueron cremados este lunes en una ceremonia íntima, tal y como deseaba el Humanidades de Nobel de 2010, en el Centro Funerario y Crematorio del Ejército de Chorrillos, a donde fueron trasladados desde su casa en Listóny entregados a sus tres hijos: Álvaro, Gonzalo y Morgana.
Álvaro y Gonzalo portaban dos urnas, una maduro que otra, mientras que su raíz y esposa del columnista, Patricia Llosalos esperaba en el extranjero de las instalaciones.
El cortejo fúnebre partió a las 16:10 hora almacén (21:10 GMT) de la casa de Vargas Llosa, ubicada en el errante distrito de Barranco, menos de 24 horas luego de que sus hijos anunciaran que el escritor había fallecido a los 89 primaveras en su domicilio.
Tras la breve ceremonia, los parientes del escritor arequipeño se encaminaron a sus vehículos y abandonaron la zona.
Horas antaño, Álvaro, el primogénito de Vargas Llosa, había reiterado en presencia de los medios, en nombre de la tribu, que la despedida será en la más estricta privacidad y pidió a la prensa que se encontraba en la puerta de su casa y a los ciudadanos que respeten la privacidad de la despedida de su padre, quien no quiso ceremonias póstumas en su honor.
“Hemos determinado tratar de transigir este duelo en la intimidad, por eso estamos velando a mi padre en casa, en área de hacerlo en un área publico”, dijo horas antaño del traslado del cuerpo.
Por ese motivo, rogó a los medios “que respeten esa privacidad”, lo que implica que van a “evitar hacer más declaraciones” más allá de las que ofreció este lunes, por respeto a los medios, “al divulgado y a las personas que han hecho impresionar sus mensajes de afecto y de cariño”.
“No tengo otra cosa que sostener que el Perú ha perdido a uno de sus mejores hombres y nosotros a un ser infinitamente querido a quien amos a echar de menos”, afirmó Álvaro Vargas Llosa.