
Escritores de la vida revolucionaria del país han hecho enterarse a la presente y futuras generaciones, que al chascar la Revolución Constitucionalista del 24 de abril de 1965, el punto más brillante lo constituyá la Integración sin miedo y sin temor de miles de civiles, que formaron parte de los Comandos de la Resistor.
Igualmente el éxito de la Batalla del Puente Duarte el 27 de abril y a crimen y fuego hacer retroceder a las tropas militares invasoras yanquis, la tarde del 28 de abril, aunque a su paso dejaron en las calles a miles de muertos y heridos, en su mayoría de la población civil, que carecían de entrenamientos militares.
Esos afamados escritores, quizás buscando enlodar el cierto propósito de la Revolución, que no es un secreto buscó la envés al poder del depuesto presidente, profesor Juan Bosch y restaurar la vida constitucional del pueblo dominicano, enumeran fracasos y fracasos de la Revolución del 65.
Entre ellos la caída en un intento de recuperar el Palacio Franquista del mentor de la Revolución, coronel Fernández Domínguez, la oscuridad del 19 de abril y el alegado fracaso del Sedición Armado de San Francisco de Macorís.
A proceso del comandante constitucionalista, Claudio Caamaño Grullón, la caída de Fernández Domínguez y sus compañeros, para el líder de la Revolución, coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, fue el revés más doloroso.
Es por ello que aplaudimos que la fundación Caamaño, club Gregorio Luperón y la fundación Fernández Domínguez, entre otras entidades, hoy hayan montado en el parque Duarte, un debido acto patriótico en su honor.